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Channel: Salud, dinero y atención primaria
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Cuatro por uno en 20 años... y subiendo

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En este blog se ha exhibido suficiente información que respalda la existencia de un hospitalocentrismo presupuestario en el SNS. Entre 1995 y 2013, por cada euro gastado en Atención Primaria (APS) el SNS ha gastado cuatro euros en promedio en Atención Especializada (AES). Sin embargo, esta razón (gasto en AES / gasto en APS) no ha sido siempre igual durante los últimos 20 años. Como se puede intuir, ha ido en aumento y, lo más preocupante: las diferencias entre CCAA son tan importantes que no parece que tengan mucho que ver con cuestiones de necesidad sanitaria de la población cubierta. En todo caso, los siguientes gráficos son una forma muy visual de mostrar la mayor o menor "potenciación" de la atención primaria exhibida por los diferentes Servicios Regionales de Salud desde 1995 hasta la actualidad (la "rabiosa" actualidad que permite la EGSP).

 
PROCEDENCIA DE LOS DATOS
Los datos proceden de la Estadística del Gasto Sanitario Público del Ministerio de Sanidad que ofrece el gasto sanitario desagregado por CCAA desde 1995. Los datos más recientes corresponden a 2013. La variable de interés es la razón gasto en AES / gasto en APS. El lector interesado puede repasar los cálculos en esta excel.



SISTEMA NACIONAL DE SALUD (CONJUNTO DE LOS 17 SISTEMAS REGIONALES DE SALUD)
Esta es la evolución de dicha razón (gasto en AES / gasto en APS) desde 1995 hasta 2013 en el conjunto de los sistemas regionales de salud de las 17 CCAA.
 



 



PROMEDIO DE LAS DIFERENTES CCAA
El siguiente gráfico muestra el promedio de dicha razón (gasto en AES/ gasto en APS) durante el periodo 1995-2013 en cada CCAA.









GRÁFICOS DE LAS DIFERENTES CCAA
Cada gráfico muestra la evolución de la variable de interés (gasto AES/ gasto APS) desde 1995 hasta 2013 en cada CCAA (trazo azul) comparada con la ocurrida en el conjunto de las 17 CCAA (trazo naranja).

 
 



COMENTARIO
En el conjunto del SNS
Hemos pasado de los 3,68 € en especializada por cada euro en primaria de 1995 hasta los 4,41 € en 2013. Llama poderosamente la atención la escalada ocurrida durante la crisis, en concordancia con lo mostrado en este blog sobre el mayor castigo presupuestario sufrido por la atención primaria durante la crisis en comparación con el hospital (aquí y aquí).

Diferencias entre CCAA
Si tenemos en cuenta que la población atendida por cada nivel de atención es idéntica en cada CCAA, es muy improbable que las diferencias tan notables entre aquellas que muestran los mayores valores (Madrid, Cantabria, Galicia y Asturias) y las que muestran los menores valores (Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León) se deban a cuestiones de necesidad sanitaria.

Evolución temporal por CCAA (1995-2013)
Tres Comunidades (Asturias, Galicia y Madrid) muestran una clara preponderancia del gasto en AES respecto de APS, con una razón entre dichos gastos muy alta respecto del conjunto de las 17 CCAA que, además, se prolonga durante todo o casi todo el periodo. El "hospitalocentrismo presupuestario" ha sido en ellas muy exacerbado desde que se conocen datos desagregados por CCAA. Cuatro Comunidades (Baleares, Canarias, Cantabria y Murcia) han mostrado durante una gran parte del periodo una clara preponderancia del gasto en AES. En ellas podemos decir que el "hospitalocentrismo presupuestario", aun siendo importante, ha sido algo menos exacerbado que el mostrado por las tres anteriores. Otras cuatro, en cambio, se colocan durante todo o casi todo el periodo por debajo del conjunto de las 17 CCAA. Tal es el caso de Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña y Extremadura. El resto de Comunidades ha seguido una tendencia evolutiva muy aproximada a la del conjunto de las 17 CCAA.

 





Un buen ejemplo de bla-bla-bla en la Comunidad que más gasta en atención
especializada por cada euro que gasta en atención primaria 




Con un gasto por persona protegida en atención primaria (GAPSppp) y especializada
(GAES ppp)  en comparación con el conjunto de las 17 CCC así



Irlanda hincha su globo farmacéutico

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EL ECONOMISTA daba cuenta hace pocas semanas de la posible fusión de las farmacéuticas estadounidenses Pfizer y Allergan (Las farmacéuticas Pfizer (Viagra) y Allergan (Botox) estudian fusionarse), y en su cuenta de twitter ilustraba el tuit de la noticia con la sorprendente imagen adjunta.
 
EL PAíS volvió a utilizar ayer martes los dos productos más populares de dichas empresas para titular un editorial (La viagra y el bótox) que incide sobre la fusión de dichas empresas para configurar la farmacéutica más importante del mundo. La nueva empresa fijará su domicilio fiscal en Dublín. La operación es “antipatriota” –ha dicho Obama. La causa, como era de esperar, es que la nueva empresa pagará menos impuestos en Irlanda que en EEUU (12,5% vs. 35%). Esta noticia me ha hecho recordar algunos datos que paso a compartir con los lectores.


 
 
 
El peso de la industria farmacéutica en la economía irlandesa
Irlanda es uno de los países europeos en donde la industria farmacéutica representa un porcentaje muy alto de su PIB: concretamente el 11%. Algo así como lo que representa el sector del turismo en el PIB español.
 
 
 
 
 
La industria farmacéutica da empleo directo en Irlanda, un país de 2,4 millones de habitantes, a 24.000 personas. En España, con 47 millones de habitantes, la industria farmacéutica da empleo a 36.713 personas. Si mantuviéramos la proporción irlandesa, en España debería haber más de 2,5 millones de personas ocupadas en dicho sector para aproximarnos a una parte del PIB similar. Si fuera así, ¿qué interés tendrían nuestros gobiernos centrales y autonómicos en que los médicos prescribiéramos genéricos? ¿Se imaginan que existiera algo similar a los genéricos en la industria del turismo? ¿Hoteles EFG? ¿Playas EFG? Todo lo contrario, en esta caso la marca es una auténtica política de Estado.

 

Genéricos
Irlanda ha sido desde siempre uno de los países europeos con menos prescripción de genéricos. También Suiza en donde la industria farmacéutica representa el 3% de su PIB. El problema es que España se ha comportado en la prescripción de genéricos como si fuera Irlanda, sin serlo. Es decir, como si una parte importante de nuestro PIB dependiera de la industria farmacéutica.

 

 

Genéricos de omeprazol y simvastatina
Como ejemplo concreto de utilización de genéricos, el caso de omeprazol y simvastatina en algunos países europeos.



 


Ventas, empleo e I+D de la industria farmacéutica en España
El importante volumen de ventas de medicamentos coloca a España como el 7º mercado farmacéutico mundial. España fue en 2008 el 5º mercado europeo, lo que representó el 9,16% del total de ventas de medicamentos en Europa. Sin embargo, el empleo generado por la industria farmacéutica en España representó el 6,38% del generado en Europa y la inversión en I+D de la industria farmacéutica en España supuso el 3,44% de la inversión en I+D que dicha industria hizo en Europa en 2008. Vemos, pues, como la industria farmacéutica en España tiene todavía margen para aumentar la parte correspondiente a generación de riqueza (empleo e inversión en I+D), desproporcionadamente inferior a la representada por las ventas que consigue en nuestro país.

 

 

 

Necesitamos urgentemente una armonización fiscal en la Unión Europea
No me resisto a copiar textualmente el penúltimo párrafo del editorial (La viagra y el bótox) de ayer martes de EL PAÍS:

El escapismo fiscal a Irlanda es sangrante. Beneficiaria del multimillonario rescate (67.500 millones en 2010) de la Unión Europea tras su dolosa quiebra bancaria, se negó no ya a armonizar sus impuestos con el resto, sino siquiera a acercarlos a la media (próxima al 28%). ¿Por qué los socios/acreedores aceptaron ayudar sin ningún gesto a cambio? Hoy sigue siendo un misterio. Quizá por el sacrosanto y estúpido respeto a la soberanía impositiva. Lo mismo que impidió que en 1990 no se acompañara la libre circulación de capitales de una armonización de los tipos impositivos”.
 
Pero ojo, llegado el momento de la armonización fiscal, habrá que vigilar de cerca el globo farmacéutico irlandés, no vaya a ser que explote y tengamos que rescatarlo entre todos.

 
 
 
 

 

Claro... que esto... digo... que no será como vender coches... esto será algo muchísimo más serio...

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La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa* aprobó el 29 de septiembre pasado una importante Resoluciónmediante la que denuncia la insuficiencia para paliar los efectos de la corrupción de la industria tanto de la autorregulación como de las medidas legislativas actuales, y señala su grave daño sobre el conocimiento biomédico, la innovación, las decisiones de las autoridades sanitarias y el precio de los nuevos medicamentos. La Asamblea solicita, entre otras medidas, un nuevo impuesto sobre los fondos de la industria dedicados a la promoción para financiar la formación profesional independiente, una Sunshine Act europea, la exclusión de los expertos con conflicto de intereses de los ámbitos de decisión sobre política sanitaria, definición de enfermedades o umbrales de tratamiento, transparencia en relación con los costos de los medicamentos y los resultados de los ensayos clínicos, políticas más estrictas para introducir nuevos medicamentos en el mercado y financiarlos públicamente, licencias obligatorias en el caso de restricciones en el acceso a medicamentos esenciales, fondos públicos para una agenda de investigación orientada a las necesidades o una llamada a desarrollar un nuevo marco para la protección de la innovación distinto al del fracasado de las patentes. Se ofrece a continuación por cortesía de Nogracias la traducción de dicha Resolución.

 

Resumen

La industria farmacéutica es uno de los principales actores en el campo de la salud, debido a su importante papel en la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos. Sin embargo, en los últimos años han llegado al mercado sólo unos pocos medicamentos con una ventaja terapéutica real, algunos de los cuales se venden a precios prohibitivos. En términos de salud pública, esta situación se encuentra bastante lejos de ser óptima. Por lo tanto, deberían adoptarse medidas a fin de orientar el sistema a las necesidades de salud pública, incluso mediante la adopción de políticas de autorización más estrictas, garantizando la transparencia con respecto a los costes reales de investigación y desarrollo y, en su caso, recurriendo a la obligada concesión de licencias.
 
Las interacciones de la industria con los actores del sector de la salud deberían de regularse mejor pues pueden conducir a conflictos de intereses y a la toma sesgada de decisiones. Queda mucho por hacer en este ámbito, a pesar de los considerables progresos efectuados tanto por los reguladores como por la propia industria. En particular, los Estados miembros deben introducir un impuesto obligatorio sobre las actividades promocionales de la industria farmacéutica, garantizar la absoluta transparencia respecto de los posibles conflictos de intereses de los expertos que trabajan con las autoridades sanitarias y asegurarse de que las personas con conflicto de intereses queden excluidas de la toma de decisiones sensibles.

 

Salud pública y los intereses de la industria farmacéutica: ¿cómo garantizar la primacía de los intereses de salud pública?
 
La Asamblea Parlamentaria

1. En el siglo XX, la humanidad ha visto los más espectaculares avances médicos de su historia. El progreso científico nos ha ayudado a identificar el origen de un sinnúmero de enfermedades y a desarrollar tratamientos que han mejorado significativamente el estado de salud de la población. La industria farmacéutica ha jugado un papel indiscutible, invirtiendo en la investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos; por lo tanto, es uno de los principales actores en el campo de la salud y, al mismo tiempo, un sector muy importante de actividad industrial en muchos países. 

2. Desde hace tiempo se están planteando cuestiones acerca de los posibles efectos negativos de la interacción entre la industria farmacéutica y otros agentes del sector salud. Esta interacción ha dado lugar a conflictos de intereses, influido en la generación del conocimiento médico así como en el comportamiento de todos los actores involucrados, originando, finalmente, decisiones sesgadas. En su Resolución 1749 (2010) “El manejo de la pandemia H1N1: más transparencia necesaria”, la Asamblea Parlamentaria ya había expresado su preocupación por el riesgo que suponen los conflictos de intereses entre los expertos que participan en decisiones sensibles relacionadas con la salud. 

3. A pesar de los considerables progresos realizados en la prevención y el tratamiento de los conflictos de intereses, sus riesgos son aún hoy en gran medida impredecibles. Por medio de una política de autorregulación, la industria farmacéutica está adoptando un enfoque mucho más ético y la legislación también establece algunas normas en este ámbito. Sin embargo, la autorregulación no es vinculante y la aplicación de la legislación deja mucho que desear. 

4. La investigación y el desarrollo de nuevas moléculas terapéuticas es un proceso largo y costoso. A cambio de esta inversión, las compañías farmacéuticas se benefician de un derecho de propiedad intelectual sobre las moléculas que desarrollan, protegido por una patente. Este modelo de innovación ha llevado al descubrimiento de miles de medicamentos. Sin embargo, cada vez parece más claro que este no es el enfoque óptimo en materia de salud pública. 

5. En los últimos años, a pesar del aumento en el número de nuevos medicamentos introducidos en el mercado, ha habido muy pocos que hayan presentado un beneficio terapéutico real y, por tanto, haya solucionado verdaderas necesidades de salud. Además, hemos visto un importante aumento en el precio de los medicamentos, supuestamente justificado por el costo de la investigación y el desarrollo que, sin embargo, es muy discutido ya que no responde a criterios transparentes. El precio exorbitante de los tratamientos contra el cáncer y la hepatitis C es de especialmente preocupante. Los sistemas de salud públicos se enfrentan a un constante aumento de los costos de los medicamentos, poniendo en peligro su capacidad para cumplir con su función. 

6. A la luz de estas consideraciones, la Asamblea pide al Consejo de los Estados miembros de Europa: 

6.1. Con respecto a la interacción entre la industria farmacéutica y los actores del sector de la salud:

       Incorporar en el plan de estudios de los profesionales de la salud contenidos obligatorios y específicos que permitan su capacitación para enfrentarse a los riesgos de la promoción farmacéutica y responder adecuadamente;

       Introducir un impuesto obligatorio sobre las actividades de promoción de la industria farmacéutica que sea utilizado, entre otras cosas, para financiar un fondo público destinado a la formación independiente de los profesionales de la salud;

       Obligar a las compañías farmacéuticas a declarar sus relaciones comerciales con todos los actores del sector de la salud, haciéndolas accesibles al público y estableciendo una autoridad independiente responsable de la supervisión;

       Garantizar la transparencia absoluta en cuanto a las relaciones comerciales de los expertos que trabajan con las autoridades de salud, asegurando procedimientos que permitan excluir a los que tengan conflictos de intereses de los ámbitos de decisión sensibles;

       Asegurar que las decisiones relacionadas con la salud, incluidas las decisiones sobre criterios para la definición de las enfermedades y los umbrales de tratamiento, se toman sobre la base de consideraciones relacionadas con el beneficio individual y la salud pública y no son con fines de lucro;

       Establecer medidas estrictas que regulen el paso de personas entre el sector público y el privado (y viceversa), entre las autoridades sanitarias y la industria farmacéutica;

       Aumentar la financiación de las asociaciones de pacientes con fondos públicos con el fin de evitar su excesiva dependencia de la financiación privada;

 

6.2. Con respecto a la investigación y desarrollo de nuevas moléculas terapéuticas:

       Obligar a las empresas farmacéuticas a una transparencia absoluta en cuanto a los costos reales de la investigación y el desarrollo, en particular en relación con la parte que corresponde a fondos de investigación financiados públicamente

       Adoptar unas políticas de autorización de comercialización más estrictas mediante:

·        la introducción de criterios tales como el valor terapéutico añadido (en relación a los tratamientos existentes) o una “cláusula de necesidad” que implique que un fármaco también debe evaluarse en relación con la necesidad médica;

·        la obligación de la publicación de los resultados de todos los ensayos clínicos relacionados con el medicamento para el que se solicita la autorización;

·        la restricción del reembolso, por parte del sistema sanitario, solo para sólo aquellos medicamentos que satisfagan tales criterios y requisitos;

       Asegurar que los medicamentos cuya eficacia se ha establecido son accesibles recurriendo, en su caso, a licencias obligatorias a cambio del pago de regalías;

       Crear un fondo público para financiar la investigación independiente orientada a las necesidades insatisfechas de salud, entre ellas el campo de las enfermedades raras y las enfermedades pediátricas.

 

7. La Asamblea insta a los Estados miembros a prohibir a cualquier acuerdo entre empresas farmacéuticas que tenga como objetivo retrasar, sin justificación médica, la comercialización de medicamentos genéricos. 

8. La Asamblea pide a los Estados miembros que impongan sanciones disuasorias a las prácticas ilegales llevadas a cabo por las empresas farmacéuticas, en su caso, mediante la imposición de multas ligadas a un determinado porcentaje de su facturación. 

9. Con el fin de garantizar la viabilidad de los sistemas de salud y la accesibilidad de los medicamentos innovadores en el largo plazo, la Asamblea pide a la Organización Mundial de la Salud que proponga alternativas al modelo actual de innovación farmacéutica basada en patentes. 

10. Por último, la Asamblea pide a la industria farmacéutica, incluidas las empresas y asociaciones, a que intensifique sus esfuerzos para aumentar la transparencia y cooperar más estrechamente con las autoridades públicas en el sector de la salud.

 
 

 

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* LA ASAMBLEA PARLAMENTARIA DEL CONSEJO DE EUROPA es una cámara que a diferencia del Parlamento, sólo recomienda, asesora y aconseja; tiene bastantes menos miembros: en concreto 324 titulares y 324 sustitutos (el Parlamento Europeo actual cuenta con 736 miembros de los actuales 27 estados de la UE). El documento traducido es una Resolución, con recomendaciones que se dirigen al Comité de Ministros, que es el órgano ejecutivo del Consejo de Europa. La Asamblea se reúne 4 veces al año en sesiones intensivas de una semana aproximadamente en Estrasburgo, y funciona a través de 8 Comités que se reúnen entre sesiones para aprobar borradores, realizar audiencias, etc. Esta Resolución viene de una iniciativa de 2013. Se inserta en el Comité de Asuntos Sociales, Salud y Desarrollo Sostenible, a partir de un informe de una parlamentaria suiza del Grupo Socialista, Liliana Maury Pasquier, de 14 de septiembre de 2015. En la votación, de los 324 miembros votaron 133: 118 a favor y 8 en contra (básicamente de Grupo Popular incluidos varios españoles) junto con 7 abstenciones (incluida la de Ana Mato, ex-ministra). Gracias a Javier Júdez por esta información sobre el funcionamiento de las instituciones europeas y el contexto de esta Resolución.
 
 
 
 

Claro... que esto... digo... que no será como vender coches,
esto será algo muchísimo más serio...
 

La fallida universalización de la Ley de Salud Pública y sus secuelas

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La “universalización” de un sistema sanitario público de financiación impositiva implica dos componentes. Uno es la amplitud de la cobertura que aspira a ser del 100% de la población. El otro, el acceso al sistema mediante un mismo título de derecho, general para todos, ligado a la condición de ciudadanía o residencia. La cobertura poblacional de la sanidad pública en España es prácticamente total desde 1990. Nuestra sanidad pública es desde entonces universal de facto. Lo que no significa que el SNS sea universal, pues hay sanidad pública más allá del SNS y hay población sin derecho a ser atendida por el SNS, ni por ningún otro subsistema de cobertura público, pese a contribuir con sus impuestos a su sostenimiento. La universalización del SNS no sólo es una cuestión de huevo, también de fuero.

 
 
Es decir, no estamos hablando sólo de una cuestión cuantitativa (proporción de población cubierta) sino cualitativa, en relación con las diferencias en el tipo de aseguramiento, formas de provisión y acceso. Necesitamos la universalización de iure del SNS bajo un mismo título jurídico, único e igual para todos, ligado a la condición de ciudadanía o residencia.

 

 

Universalización fallida
La Ley General de Salud Pública (LGSP) de 2011 significó para algunos la culminación de la universalización de iure del SNS, pero lamentablemente no fue así. En el ámbito del aseguramiento, la LGSP aprueba una disposición adicional, la sexta, titulada “Extensión del derecho a la asistencia sanitaria pública” que por su interés se recoge a continuación.
 

Disposición adicional sexta de la Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública.
Disposición adicional sexta. Extensión del derecho a la asistencia sanitaria pública.
1. Se extiende el derecho al acceso a la asistencia sanitaria pública, a todos los españoles residentes en territorio nacional, a los que no pudiera serles reconocido en aplicación de otras normas del ordenamiento jurídico.
 
Esta extensión, que tendrá como mínimo el alcance previsto en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud, se hace sin perjuicio de lo expresado en los apartados siguientes y de la exigencia de las correspondientes obligaciones a aquellos terceros legalmente obligados al pago de dicha asistencia de acuerdo con lo establecido en la Ley General de Sanidad, en el texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social y de lo dispuesto en los reglamentos comunitarios europeos y convenios internacionales en la materia.
 
La extensión prevista en este apartado será efectiva para las personas que hayan agotado la prestación o el subsidio de desempleo a partir del 1 de enero de 2012. Para el resto de colectivos afectados se realizará, atendiendo a la evolución de las cuentas públicas, en los términos previstos en el apartado 3.
 
2. Lo dispuesto en el apartado anterior no modifica el régimen de asistencia sanitaria de las personas titulares o de beneficiarias de los regímenes especiales de la Seguridad Social gestionados por MUFACE, MUGEJU o ISFAS, que mantendrán su régimen jurídico específico. Al respecto, las personas encuadradas en dichas mutualidades que hayan optado por recibir asistencia sanitaria a través de las entidades de seguro deberán ser atendidas en los centros sanitarios concertados por estas entidades. En caso de recibir asistencia en centros sanitarios públicos, el gasto correspondiente a la asistencia prestada será reclamado al tercero obligado, de acuerdo a la normativa vigente.
 
3. En el plazo de seis meses, el Gobierno determinará reglamentariamente los términos y condiciones de la extensión del derecho para quienes ejerzan una actividad por cuenta propia.

La LGSP establece una especie de cronograma y a quien primero extiende el derecho es a las personas que hayan agotado la prestación o el subsidio de desempleo a partir del 1 de enero de 2012. Establece un plazo de seis meses para regular la extensión del derecho a los trabajadores por cuenta propia. Esta extensión la regula el RD 1192/2012, de 3 de agosto, que por la vía subsidiaria de los 100.000 euros abre la puerta del SNS a los trabajadores por cuenta propia que mandaba regular pocos meses antes la LGSP pues, según este RD que regula la condición de asegurado y beneficiario, no tendrá la consideración de cobertura obligatoria de la prestación sanitaria el estar encuadrado en una mutualidad de previsión social alternativa al régimen de autónomos de la SS (RETA). A partir de entonces es compatible su afiliación a estas Mutuas con la condición de “asegurado” en el SNS. Si residen en España y tienen unos ingresos anuales inferiores a 100.000 euros pueden solicitar la TIS al INSS. Para el resto, la LGSP la extensión la condiciona, igual que hizo la LGS, a la evolución de las cuentas públicas. Por lo tanto, más que una auténtica universalización de iure mediante un mismo título jurídico, único y general para todos, lo que pretendió la LGSP fue que ningún español residente en el país quedara fuera del SNS. La Ley General de Salud Pública de 2011 nada dice de los españoles residentes en el extranjero (casi 2,2 millones). Por cierto, una democracia digna de tal nombre lo que debería hacer es faciliar el voto de los expatriados y no dificultarlo mediante reforma realizada también en 2011.

 

 

Exime de importantes funciones de salud pública a las mutualidades de funcionarios
Lo hace al modificar la disposición adicional cuarta de la Ley de Cohesión y Calidad del SNS titulada “Extensión del contenido de la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud” con un redactado ciertamente contrario al título de dicha disposición. En concreto las exime de “las actuaciones de vigilancia epidemiológica, protección y promoción de la seguridad alimentaria, protección y promoción de la sanidad ambiental, vigilancia y control de los riesgos derivados de la importación y transito de bienes y viajeros, y las acciones generales de protección y promoción de la salud relacionadas con la prevención y abordaje de las epidemias y catástrofes”. Por lo tanto, puede que, incluso, el sistema EDO de vigilancia epidemiológica [1] haya quedado definitivamente desvinculado del quehacer de los facultativos que atienden a los mutualistas que eligen provisión privada.
 

Disposición adicional cuarta de la LCCSNS
ANTES de la modificación efectuada por la LGSP

Disposición adicional cuarta de la LCCSNS
DESPUÉS de la modificación efectuada por la LGSP
 

 

Contraviene el mandato de la propia LGS al consolidar dichas mutualidades
De hecho, y contraviniendo el mandato de la propia Ley General de Sanidad (Disposición Adicional Segunda, punto 1), la LGSP consolida la situación de los regímenes de mutualidades de funcionarios (Muface, Mugeju e Isfas) que "mantendrán su régimen jurídico específico". Y lo hace sin exigir siquiera para ello ningún proceso de homologación con el SNS de las prestaciones y forma de acceso a los servicios médicos especializados, como podría ser la coincidencia exacta de ambas carteras de servicios y copagos farmacéuticos, y la inclusión del médico de familia como primer nivel de atención en el esquema asistencial ambulatorio de las mutualidades de funcionarios. 




Disposición Adicional Segunda de la Ley General de Sanidad de 1986.
Disposición Adicional Segunda
Hasta tanto los sistemas públicos de cobertura sanitaria no queden integrados en el Sistema Nacional de Salud, el Gobierno en el plazo de dieciocho meses contados a partir de la publicación de la presente Ley, procederá a la armonización y refundición de:
1. La asistencia sanitaria del sistema de Seguridad Social, en los casos de maternidad, de enfermedad común o profesional y de accidentes, sean o no de trabajo a que se refiere el artículo 20.1.a) de la Ley General de la Seguridad Social de 30 de mayo de 1974, y disposiciones concordantes, tanto del Régimen General como de los Regímenes Especiales, incluidos los regulados por leyes específicas: Agrario, Trabajadores del Mar y Funcionarios Civiles del Estado y al servicio de la Administración de Justicia y los miembros de las Fuerzas Armadas a que se refiere el artículo 195 de la Ley 85/1978, de 28 de diciembre.
2. La asistencia médico farmacéutica a los funcionarios y empleados de la Administración Local.
3. La asistencia sanitaria de la Sanidad Nacional a que se refiere la Ley de 25 de noviembre de 1944; el artículo segundo, apartado uno; disposición final quinta, apartado dos, del Decreto-ley 13/1972, de 29 de diciembre, y disposiciones concordantes, incluida la asistencia psiquiátrica, de enfermedades transmisibles y la correspondiente a la beneficencia general del Estado.
4. La asistencia sanitaria general y benéfica de las Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos a que se refieren las bases 23 y 24 de la Ley de 25 de noviembre de 1944, la Ley de Régimen Local y disposiciones concordantes.
5. La asistencia sanitaria a los internos penitenciarios a que se refieren los artículos 3° y 4° de la Ley 1/1979, de 26 de septiembre, y disposiciones concordantes.
6. La asistencia sanitaria a mutilados civiles y militares como consecuencia de acciones de guerra o defensa del orden público y la seguridad ciudadana.


 

Las mutualidades de funcionarios…integrantes del Sistema Nacional de Salud…”
La modificación que hace la Ley de Salud Pública de la Disposición Adicional Cuarta de la LCCSNS tiene otras secuelas. Es la primera vez que una Ley considera expresamente a las mutualidades de funcionarios (Muface, Isfas y Mugeju) como [textualmente] “integrantes del Sistema Nacional de Salud en su calidad de entidades gestoras de los Regímenes Especiales de la Seguridad Social de los FuncionariosEste redactado de la Ley es rápida e interesadamente asumido por las mutualidades y, por ejemplo, Muface lo reproduce textualmente, palabra por palabra, en su página web: “MUFACE forma parte del Sistema Nacional de Salud en su calidad de entidad gestora del Régimen Especial de la Seguridad Social de los Funcionarios Civiles del Estado

 


 

¡¡¡ A ver quién se atreve a decir ahora que Muface y demás mutualidades de funcionarios no están integradas en el SNS como mandó hacerlo la Ley General de Sanidad hace casi 30 años a través del punto 1 de su Disposición Adicional Segunda!!!

 

 
 

 
 

CONCLUSIONES:

1ª.- Es evidente que ninguna norma ha hecho tanto por la "integración" de las mutualidades de funcionarios en el SNS como ha hecho la Ley General de Salud Pública (LGSP).

 

2ª.- Casi tres décadas después de que lo mandara la Ley General de Sanidad de 1986 en su disposición adicional segunda, la LGSP logra lo que ninguna otra norma ha conseguido: "integrar" el mutualismo en el SNS.

 

3ª.- Siguiendo las enseñanzas de la LGSP, las mutualidades, en su calidad de "entidades gestoras de los regímenes especiales de la seguridad social de los funcionarios", ya estaban, pues, "integradas" en el SNS cuando se publicó la Ley General de Sanidad en 1986 pues entonces ya eran "entidades gestoras de los regímenes especiales de la seguridad social de los funcionarios". Habrá que concluir que lo que ocurrió fue que los redactores de la Ley General de Sanidad de 1986 eran tan rematadamente torpes que no se dieron cuenta.

 

4ª.- Es más, en su calidad de "entidades gestoras de los regímenes especiales de la seguridad social de los funcionarios", las mutualidades ya estaban "integradas" en el SNS incluso antes de que éste viera la luz en 1986 pues dichas mutualidades no han sido otra cosa desde que nacieron (por cierto, algunas antes de que muriera el dictador, y todas antes de la Constitución).













[1]El Sistema de Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDO) obliga a todos los médicos que ejercen en la sanidad pública o en la privada, a declarar determinadas enfermedades infecciosas.

 

Ranking y desigualdades en gasto sanitario público: como si no existieran

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A partir de los datos utilizados en dos entradas previas (esta y esta) se construyen estas figuras que representan el promedio anual del gasto sanitario público por persona protegida y de sus principales partidas funcionales (atención especializada, atención primaria y farmacia de receta), de la riqueza y del envejecimiento poblacional de las CCAA durante el periodo 1999-2013. Las diferencias entre CCAA han aumentado en todas estas variables excepto en el envejecimiento poblacional que se han reducido. Las mayores desigualdades entre CCAA se detectan en la renta (PIB per cápita) y en el gasto por persona protegida en atención primaria: las desigualdades en ambas variables se situaron en 2013 prácticamente al mismo nivel.






GASTO SANITARIO PÚBLICO POR PERSONA PROTEGIDA. PROMEDIO DEL PERIODO 1999 - 2013





GASTO EN ATENCIÓN ESPECIALIZADA POR PERSONA PROTEGIDA. PROMEDIO DEL PERIODO 1999 - 2013
 

 

 
GASTO EN ATENCIÓN PRIMARIA POR PERSONA PROTEGIDA. PROMEDIO DEL PERIODO 1999 - 2013
 



 
GASTO EN FARMACIA DE RECETA POR PERSONA PROTEGIDA. PROMEDIO DEL PERIODO 1999 - 2013
 
 


 
ENVEJECIMIENTO POBLACIONAL (PORCENTAJE DE POBLACIÓN CON 65 O MÁS AÑOS). PROMEDIO DEL PERIODO 1999 - 2013





PRODUCTO INTERIOR BRUTO PER CÁPITA. PROMEDIO DEL PERIODO 1999 - 2013





¿DÓNDE SE OBSERVAN LAS MAYORES DIFERENCIAS?
El coeficiente de variación (CV) es la medida de dispersión más adecuada para comparar la variabilidad de diferentes variables pues es independiente de la unidad de medida. Se expresa como el cociente entre la desviación típica o estándar y la media. La siguiente figura muestra el coeficiente de variación promedio durante el periodo 1999 - 2013 de las anteriores variables. La mayor variabilidad, las mayores diferencias entre CCAA, se observa en el PIB per cápita (CV=0,20), seguido del envejecimiento poblacional (porcentaje de población con 65 o más años) (CV=0,17).  El gasto en atención primaria es la partida funcional del gasto que mayores diferencias muestra entre CCAA (CV=0,16).





¿EVOLUCIÓN DE LAS DIFERENCIAS DURANTE EL PERIODO 1999 - 2013?
Todos los coeficientes de variación aumentan durante la crisis excepto el del porcentaje de población con 65 o más años que continua con el descenso iniciado en 2005.





COMENTARIOS
Todos sabemos que para salir de la crisis se ha decidido transitar el camino de una devaluación interna con el objetivo de ganar competitividad reduciendo los costes de producción, en particular los costes salariales. Aunque, curiosamente, un coste de producción tan importante como el de la electricidad no se ha reducido, precisamente. La devaluación interna está produciendo precarización en el mercado de trabajo y efectos negativos en la distribución de la renta. Han aumentado las diferencias entre los que más tienen y ganan y los que menos. Siempre es bueno que aumente el número de ricos, salvo que para que eso ocurra sea necesario que aumente el número de pobres.

Pues bien, estas desigualdades se detectan también en la riqueza de las CCAA cuyas diferencias han aumentado durante la crisis. Y también se notan en las diferencias en el gasto sanitario público por persona protegida que también han aumentado durante la crisis en todas sus partidas funcionales. En particular, las diferencias en el gasto por persona protegida en atención primaria se sitúan en 2013 prácticamente al mismo nivel que las diferencias en el PIB per cápita sin que esto se deba, como ya sabemos, a que las CCAA más ricas hayan hecho un mayor gasto por persona protegida en atención primaria (que no lo han hecho).

Las diferencias en el gasto sanitario público entre CCAA han sido siempre notables y, probablemente, poco determinadas por la necesidad sanitaria. La diferencia de 259 euros anuales entre la que más gasta (País Vasco) y la que menos (Andalucía), año tras año durante todo el periodo de 14 años aquí descrito probablemente no se explica en su totalidad por cuestiones de necesidad sanitaria. En todo caso, es la Atención Primaria la partida funcional del gasto que muestra durante el periodo estudiado un CV más elevado  (CV=0,16): mayor que el CV del gasto en atención especializada (CV=0,11), mayor que el CV del gasto en farmacia de receta  (CV=0,13), y mucho mayor que el CV del gasto sanitario público  (CV=0,09). Si nos preocupan las diferencias del gasto sanitario público entre CCAA, más nos deberán preocupar las diferencias en el gasto por persona en atención primaria pues, prácticamente, se duplican.

A partir de mayo de 2010, los diferentes Gobiernos nacionales y autonómicos han tomado algunas decisiones de política general que han perjudicado especialmente a los más débiles. También en sanidad las decisiones sobre "devaluación interna" (reducción del gasto) han perjudicado más a la atención primaria que es la parte más débil del sistema (aquí, aquí, aquí y aquí). La consecuencia en ambos casos (política general y política sanitaria) ha sido el aumento de las desigualdades en general, también en el gasto sanitario público. Esperemos que el Gobierno que salga de las elecciones que se celebran hoy tenga en cuenta todo esto e intente mitigar las consecuencias de dichas desigualdades.

La sanidad pública, como es costumbre ya señalada aquí, queda fuera de los debates de política general que se realizan durante las campañas. Y cuando se realizan debates centrados en la sanidad, las diferencias tan importantes en el gasto entre CCAA no se tratan. Es más, hasta se habla de un tabú como el de seguir o no con el modelo Muface pero estas diferencias tan grandes en el gasto (especialmente en el gasto por persona en atención primaria) ni se mencionan... como si no tuvieran importancia alguna... como si no existieran.





 
 
 
 

Torpeza sanitaria sin fronteras

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Valencia suprimirá el copago farmacéutico a pensionistas a partir del próximo 1 de enero. La noticia ha sido destacada tanto por la prensa especializadacomo por la general.  Hace pocas semanas calificaba de ruin y miserable el recurso de inconstitucionalidad que interpuso en el último minuto de legislatura el Gobierno de Rajoy al decreto valenciano de universalización de la sanidad pública en la Comunidad Valenciana. El decreto valenciano cumplía perfectamente con los requisitos del todavía ministro Alonso de impedir la exportación del derecho fuera del territorio nacional español. Es más, tampoco dejaba exportarlo a otra Comunidad distinta a la Valenciana. Pues bien, como la torpeza no conoce fronteras ideológicas es ahora el Gobierno Valenciano quien se equivoca con la medida de suprimir el copago farmacéutico a los pensionistas.
 

Si el Molt Honorable quiere eliminar verdaderas inequidades no tiene más que buscar a ese 5% de activos que carga con aproximadamente el 50% del total del copago recaudado a todos los activos. Esto sí es una intolerable inequidad, probablemente de las mayores de nuestra sanidad pública, de la que nadie habla y que el nuevo modelo de copago no ha conseguido atenuar (ya lo señalé en su momento) pues no se ha puesto un tope (mejor en cómputo anual que mensual) al copago del activo. Señor Puig, si quiere arreglar una profunda inequidad busque a ese 5% de activos y póngales un tope a su copago (camúflelo, si quiere, como ayudas de la Generalitat para que el Gobierno de Rajoy no se lo tumbe por invadir sus competencias).

 

Pero el President Puig no eliminará el copago a todos los pensionistas sino a aquellos que perciban una pensión mensual inferior a 1000 euros. Por cierto, ¿cuántos activos trabajan por esa cantidad al mes o por una menor? Según el INE, en 2014, el 12% de los varones y el 29% de las mujeres trabajaron por menos de 972,8 € mensuales ¿Por qué no les exime del copago también a esos?
 

 

El país está en una situación tal que la renta disponible por miembro en muchas familias puede que sea bastante inferior a la renta personal disponible que proporciona una pensión de 1000 euros.De hecho, la renta anual neta media por persona de los mayores de 65 años es ya en 2014 la mayor de todos los grupos de edad. Y cuando tenemos en cuenta la actividad, la renta de los jubilados es la mayor de todos los grupos, superando a la de los ocupados a partir de 2012 (Fuente: INE, Encuesta de Condiciones de Vida). O nos creemos lo que dice el INE o no nos lo creemos. Si pensamos que tenemos un INE como el argentino, pues quizá no deberíamos creérnoslo mucho y, por tanto, deberíamos cerrar el INE. Pero si nos creemos las encuestas del INE, pues esto es lo que hay..., lamentablemente.

 
 

 
 
 
 
 
 
 Mis mejores deseos para 2016
  
 
 
 
 


Dualización sanitaria y descremado sociológico de la atención primaria también entre los mayores de 65 años

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España muestra una inequidad pro-ricos en la utilización del médico especialista y una inequidad pro-pobres en la utilización del médico general. En el fondo, todo gira alrededor de una “dualización sanitaria” responsable de que las clases medias-altas hayan tenido y tengan un mejor (más “libre”, menos “obstaculizado”) acceso al médico especialista, incluso cuando la consulta a éste se financiaba públicamente. Esta "dualización" se sitúa en el genoma del SNS y produce el “descremado sociológico de la atención primaria”. Lo novedoso es que la dualización sanitaria y el descremado sociológico de la atención primaria ocurren ya también (o han ocurrido siempre y no lo sabíamos) entre los mayores de 65 años. 


 
En la comparación internacional (países de la OCDE) (1) España mostraba en el año 2000 una inequidad pro-ricos en la utilización (acceso y frecuencia) del médico especialista. El mismo estudio (1) revelaba una inequidad pro-pobres en la utilización del médico general (GP en la terminología del estudio) tanto en el acceso como en la frecuencia. En ambos casos, como acceso se consideraba la probabilidad de visita en el último año y como frecuencia se entendía el número de visitas efectuadas durante el último año.

 
 

Unos años después, en 2009, un estudio (2) que involucraba también a los países de la OCDE mostraba que la inequidad pro-pobres en la utilización del médico general en España se mantenía aunque, en relación con el resto de países, parecía atenuarse, especialmente en el acceso (probabilidad de visita en el último año).  
 
 


Sin embargo, en 2009 la inequidad pro-ricos en la utilización del médico especialista se disparaba (2). Y así, en el acceso al médico especialista (probabilidad de visita en el último año) España mostraba la tercera mayor inequidad pro-ricos de todos los países estudiados. Y en la frecuencia de acceso (número de visitas en el último año) España mostraba en 2009 la mayor inequidad pro-ricos del todos los países analizados. Ello significa que la utilización del médico especialista en España tiene bastante que ver, mucho más que en otros países desarrollados, con la renta del individuo y menos con la necesidad sanitaria. 
 
 
 

Y ya procedente de nuestro país, un estudio publicado en 2011 pero con datos de 2006-2007 (3) mostraba una inequidad pro-pobres en la utilización del médico general entre la población española de 50 o más años.
 

 
 
¿Qué sabemos?
Sabemos que en marzo de 2015 casi 10,7 millones de españoles contaban con un seguro médico privado. De ellos,  8,5 millones cuentan con un seguro de asistencia sanitaria. Casi 2 millones de ellos corresponden con el mutualismo administrativo. El resto, unos 6,6 millones, constituyen el grupo de la “doble cobertura”, formado por personas con derecho a la asistencia sanitaria pública del SNS que prefieren, porque pueden, disfrutar simultáneamente de las teóricas ventajas asistenciales (acceso directo a especialistas sin cribado por AP, no lista de espera, etc.) y, en muchos casos, fiscales del aseguramiento privado. Un aseguramiento privado que mayoritariamente ofrece atención sanitaria por médicos especialistas y no por médicos de familia, generales o de cabecera.

Sabemos que el 30% de las consultas al médico especialista en España se realiza sin financiación pública (4). No se incluye aquí, naturalmente, las consultas al médico especialista privado financiadas públicamente realizadas por la gran mayoría de los 2 millones de mutualistas de la administración pública y asimilados. También sabemos que el hecho de disfrutar de un seguro médico privado es más probable en las clases sociales más altas y, por lo tanto, también más sanas. Datos recientes como lo de la Encuesta de Salud de Cataluña (5), una de las CCAA con más prevalencia de doble cobertura (24,8% de la población general), muestran que entre la población con doble cobertura destaca la proporción de personas de clase alta (45,6%) o con estudios universitarios (44,2%).
 
Sabemos que el mutualismo administrativo (Muface, Isfas y Mugeju) ofrece acceso directo al especialista sin necesidad de que el paciente sea remitido por un médico de atención primaria. De hecho, en sentido estricto, el mutualismo administrativo carece de atención primaria.
 
Sabemos que la población con doble cobertura se caracteriza por ser más joven, tener mejor estado de salud, menos enfermedades crónicas y discapacidades, mayor nivel educativo y de renta y efectuar más visitas al médico especialista (6-7). En relación con la utilización de los servicios sanitarios se constata un patrón diferente entre la población que dispone de cobertura sanitaria únicamente pública, el grupo de la “doble cobertura” y el de mutualistas. Para los primeros la probabilidad de visitar al médico general es 2,8 veces mayor que la de visitar al especialista, para los segundos la razón es de 1,4 visitas al médico general por cada visita al especialista, mientras que los mutualistas muestran un patrón “invertido” al visitar un 35% más al médico especialista que al médico general (6). En relación con el nivel educativo, de renta y auto-percepción de salud, los dos últimos grupos (mutualistas y “doble cobertura”) superan notablemente al primero (6), lo que sugiere un uso inadecuado (a más salud más consultas al especialista).

 
 

Lo novedoso
La revista Atención Primaria publica en avance online una investigación (8) que, a partir de datos de la Encuestas Nacionales de Salud de 2006 y de 2012, muestra que todo lo referido hasta ahora se cumple también entre los mayores de 65 años. Destaco algunos de sus hallazgos:

·       Los ancianos que habían sido trabajadores manuales visitaron con más frecuencia a su médico de AP e hicieron más uso de los servicios de urgencias, mientras que los ancianos de clases sociales altas accedieron con más frecuencia a la AE.
 

·       En AE se produjo un incremento estadísticamente significativo de la hiperfrecuentación en mujeres de clase social alta (5,5% al 10,1%) en 2012 respecto de 2006. En urgencias, la hiperfrecuentación aumentó en mujeres trabajadoras manuales (p=0,019).
 

·       Por clase social existieron diferencias en la hiperfrecuentación a AE, de modo que las personas de clase social alta, a igual salud percibida, sexo, y año de la encuesta, presentaron una probabilidad mayor de hiperfrecuentación que la gente de clase social baja.
 

·       En función de la clase social, los ancianos que habían sido trabajadores manuales utilizaron con más frecuencia los servicios de AP y urgencias, mientras que la utilización de AE y hospital de día fue mayor en clases sociales más favorecidas, no encontrándose diferencias en las hospitalizaciones.
 

·       Según datos de la ENS 2012, un 6,8% de los ancianos españoles tenían un seguro médico privado. Al estratificar por clase social, se observaron diferencias estadísticamente significativas, de modo que el 17,2% de los ancianos trabajadores no manuales tuvieron un seguro privado, frente al 2,8% de los trabajadores manuales, lo que podría explicar, al menos en parte, la mayor frecuentación a AE de los trabajadores no manuales.
 

·       Entre los mayores de 65 años, las personas de clases sociales menos favorecidas visitan en mayor proporción a su médico de AP y registran mayores porcentajes de visitas a urgencias.



 


Dualización y descremado sociológico de la APS también entre los mayores de 65 años
En el fondo, lo que ocurre en España es que existe una “dualización sanitaria” responsable de que las clases medias-altas hayan tenido y tengan un mejor (más “libre”, menos “obstaculizado”) acceso al médico especialista, incluso cuando esa consulta al especialista se financia públicamente. Cuando no se financia públicamente, entonces se incentiva fiscalmente (seguros médicos privados). Se trata de una dualización institucional consustancial a la propia organización del sistema sanitario público (mutualismo administrativo, empresas colaboradoras, mutualidades sustitutorias de la SS, asociación de la prensa, etc.) y los incentivos que le rodean (compatibilización público-privada de sus médicos incluidos jefes de servicio hospitalarios, desgravación fiscal del seguro médico privado, entre otros) que implica desigualdad no relacionada con la necesidad sanitaria en la provisión, estabilidad en el aseguramiento, cartera de servicios, copago, acceso y utilización de los servicios sanitarios financiados públicamente, según grupos socioeconómicos. Esta "dualización sanitaria" se sitúa en el genoma del SNS y produce el “descremado sociológico de la atención primaria”. Es decir, esta “dualización sanitaria” priva de hecho a la atención primaria pública de usuarios influyentes e informados que contribuirían decisivamente a elevar sus estándares de servicio y calidad. Si la atención primaria no es utilizada por aquellos sectores sociales con mayor capacidad de influencia sobre la opinión y el poder públicos pierde uno de los estímulos permanentes de mejora representado por los ciudadanos más informados, formados, exigentes e influyentes y acaba siendo una atención primaria para pobres y, por tanto, una pobre atención primaria. Lo novedoso es que la dualización sanitaria y el descremado sociológico de la atención primaria también ocurren ya (o han ocurrido siempre y no lo sabíamos) entre los mayores de 65 años.

 
Referencias




 




 

 









Sanidad gratificante: opinión

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El Lehendakari Urkullu promete invertir 1.572 € en sanidad por habitante en 2016 en el País Vasco. Una cantidad, según el propio Urkullu, "muy por encima de la media estatal". Según datos oficiales, el País Vasco ha sido la Comunidad Autónoma que más ha gastado en sanidad pública por persona durante el periodo 1999-2013. Probablemente también lo haya sido durante 2014 y 2015. El anuncio del Lehendakari de seguir gastando en sanidad pública por persona en 2016 "muy por encima de la media estatal", de hacerse realidad, contribuirá a aumentar las diferencias regionales en el gasto sanitario público por persona. Unas diferencias que han aumentado durante la crisis. Con anuncios como este, nos adentramos en una competencia por una sanidad pública ¿más efectiva? ¿más ajustada a la necesidad? ¿o, simplemente, más gratificante?





¿Qué significado tienen estas diferencias regionales?
Las diferencias en el gasto sanitario público entre Comunidades Autónomas (CCAA) han existido desde antes y después de la completa descentralización de 2002. Quizá por ello, al considerarlas consustanciales a una sanidad pública progresivamente descentralizada, no reparamos en nuestra práctica ignorancia respecto de su significado. Pueden ser reflejo de la cobertura de diferentes necesidades. Es decir, las diferencias regionales en el gasto sanitario público por persona podrían estar reflejando necesidades diferentes en un modelo que ajusta por necesidad. Pero también pueden ser consecuencia de una distribución injusta o ineficiente de los recursos, o de una combinación de ambas, en el caso de que estén determinadas más por la oferta que por la necesidad sanitaria.
 
 
 
Diferencias en un contexto de crecimiento económico o en un contexto de crisis profunda
Pero claro, no es lo mismo que las diferencias ocurran en un contexto de crecimiento económico y del gasto sanitario público con bajo desempleo que en un contexto de crisis económica, altísimo desempleo y recortes del gasto sanitario como el que estamos viviendo durante los últimos años. En esta segunda situación, las diferencias regionales en el gasto sanitario cobran más importancia pues es más probable que puedan generar diferencias injustificadas en el acceso o utilización de los servicios, especialmente si las diferencias regionales en el gasto por persona aumentan durante la crisis y si los recortes se hacen, como ha sido el caso, más con motosierra que con bisturí. 

 
 
¿Más gasto implica mejores resultados en salud?
Por otro lado, habría que preguntarse sobre si las diferencias territoriales en el gasto sanitario tienen una traducción directa en las diferencias en los indicadores de salud entre las regiones. Una mayor utilización de los servicios por una sobreoferta de los mismos ligada a un mayor gasto no necesariamente produce una mejoría en los indicadores de salud por mucho que, lamentablemente, aumente la satisfacción de los usuarios. Las desigualdades en salud importan más que las diferencias en la utilización de servicios sanitarios pues estas pueden depender más de una sobreoferta de los mismos que de una necesidad real. Es más, puede que una parte progresivamente creciente de la mayor utilización –y del mayor gasto– no sea más que el producto de cierto sobrediagnóstico y sobretratamiento posibilitados por una sobreoferta o sobredimensión de servicios. No hay en España, en el ámbito de las Comunidades Autónomas, correlaciones positivas relevantes entre un mayor gasto sanitario por persona y mejores indicadores de salud. Lo que no significa que no podamos encontrar diferencias regionales en salud debidas claramente a actuaciones (o a falta de actuaciones) del sistema sanitario. Por ejemplo, los programas públicos de salud bucodental infantil (PADI) iniciados hace años en Navarra y en el País Vasco son la causa más probable de las importantes diferencias regionales en la salud dental de los niños a favor de dichas Comunidades.



Mayor gasto  y medicina de excesos
Hoy nuestra sanidad pública está lejos de sus deficiencias de antaño. Ya no tiene un problema de «incapacidad» pero empieza a tener un grave problema de «medicina de excesos». Las actuaciones inadecuadas son ahora más por exceso que por defecto. Se confunde proactividad con hiperactividad y crece la intensidad diagnóstica y terapéutica al preferir errar por «comisión»que por «omisión». Se derrocha más acción que reflexión, y el «esperar y ver» es ya un vestigio de un pasado más austero pero quizá por ello de mejor sentido común clínico y menos iatrogénico. Redoblado todo por una creciente fragmentación asistencial y una medicina defensiva que sigue haciendo de las suyas. Como resultado, un sobrediagnóstico y un sobretratamiento que constituyen ya, aunque silente (y silenciado), un verdadero problema de salud pública.




Más no siempre es mejor
Las diferencias intra e inter-regionales en salud importan más que las diferencias en gasto sanitario por persona. Lamentablemente, las fórmulas de financiación territorial de la sanidad pública en España no han incorporado nunca objetivos de reducción de desigualdades territoriales. Ni de aquellas relacionadas con los indicadores de salud más importantes ni de aquellas desigualdades injustificadas en el gasto sanitario por persona protegida. Más no siempre es mejor aunque produzca más satisfacción (y más votos).Las desigualdades regionales en el gasto sanitario por persona protegida son necesarias cuando responden a diferencias en la necesidad sanitaria, injustificables cuando responden más a una sobreoferta ligada a una sanidad pública quizás más gratificante pero cada vez más iatrogénica, e inevitables, notables, perpetuas y preocupantes cuando no se hace prácticamente nada para averiguar si son necesarias o son injustificables.

 






Sanidad gratificante: datos

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En una entrada anterior se destacó la promesa del Lehendakari Urkullu de invertir 1.572 € en sanidad por habitante en 2016 en el País Vasco. Una cantidad, según el propio Urkullu, "muy por encima de la media estatal". Según datos oficiales, el País Vasco ha sido la Comunidad Autónoma que más ha gastado en sanidad pública por persona durante el periodo 1999-2013. Con anuncios como este del Lehendakari de seguir gastando en sanidad pública por persona en 2016 "muy por encima de la media estatal" da la impresión de que nos adentramos en una especie de puja o subasta competitiva, una especie de carrera, por alcanzar un mayor gasto sin que eso signifique necesariamente mejorar el nivel de salud de la población.  Las desigualdades regionales en el gasto sanitario por persona protegida son necesarias cuando responden a diferencias en la necesidad sanitaria, injustificables cuando responden más a una sobreoferta ligada a una sanidad pública gratificante pero quizás iatrogénica, e inevitables, notables, perpetuas y preocupantes cuando no se hace prácticamente nada para averiguar si bien son necesarias o bien son injustificables.



¿Se asocia el mayor gasto sanitario por persona a mejores indicadores de salud?
La mortalidad infantil y, dentro de ella, la neonatal, es uno de los indicadores más relacionados con la salud de la población y la efectividad y calidad ofrecida por el sistema sanitario. ¿Se asocia el gasto sanitario público por persona con la tasa de mortalidad infantil en el ámbito de las CCAA? Proceden del Ministerio de Sanidad los datos de gasto sanitario público y de población protegida. Los de mortalidad infantil proceden del INE. Todos ellos permiten obtener para CCAA información anual sobre gasto sanitario público por persona protegida y tasa de mortalidad infantil durante el periodo 1999-2013. La siguiente figura muestra la correlación de la mortalidad infantil y de la neonatal con el gasto sanitario público por persona protegida para el promedio de dicho periodo en el ámbito de las CCAA.







¿Se asocia el mayor gasto sanitario por persona a una mayor satisfacción con la sanidad pública?
El Barómetro Sanitario de 2014 publicado el 30 de junio de 2015 contiene una pregunta (P.3) que pretende medir la satisfacción del entrevistado con el sistema sanitario. La pregunta dice lo siguiente:

En general, ¿está Ud. satisfecho o insatisfecho con el modo en que el sistema sanitario público funciona en España? Para contestar utilice una escala de 1 a 10, en la que 1 significa que está Ud. "muy insatisfecho" y el 10 que está "muy satisfecho".

La serie histórica de respuestas a esta pregunta por CCAA permite la correlación con el gasto sanitario público por persona protegida para los años del periodo 2003-2013. La siguiente figura muestra la correlación entre ambas variables para el promedio de dicho periodo.

 







¿Sanidad gratificante?
En el ámbito de las CCAA, un mayor gasto sanitario público por persona protegida no se correlaciona con unos indicadores tan asociados al nivel de salud de la población y al nivel del efectividad y calidad de los servicios sanitarios como son los de mortalidad infantil. Sin embargo, sí muestra una correlación positiva muy importante con el nivel de satisfacción con el modo en que funciona el sistema sanitario público. Por lo tanto, uno ya no sabe si las promesas de alcanzar un mayor gasto por persona buscan más la satisfacción (y, de paso, el voto) que mejorar el nivel de salud o la efectividad de la sanidad pública. La sanidad gratificante, la sanidad de la satisfacción... aunque no para todos.


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Nota.- Si algún lector detecta, en el ámbito de las CCAA, una correlación importante entre el gasto sanitario público  por persona protegida y algún indicador de salud relevante que, por favor, me lo comunique e inmediatamente publicaré una entrada detallando el hallazgo.

 

Divergencia tras convergencia en gasto sanitario público en Europa

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Hace pocas semanas vimos como las desigualdades en gasto sanitario público por persona protegida entre las Comunidades Autónomas habían aumentando durante la crisis. Hoy, para celebrar los cuatro años de vida de este blog, veremos si también la crisis se puede asociar a un aumento de las diferencias en el gasto sanitario público per cápita entre los países europeos de la OCDE.



Procedencia de los datos
Los datos de gasto sanitario público por persona protegida por Comunidades Autónomas proceden del Ministerio de Sanidad y ya han sido utilizados en otras entradas  (esta, esta y esta). Los datos de gasto sanitario público per cápita de los países europeos de la OCDE proceden de la propia OCDE (Health Data 2015).



Gasto sanitario público por persona protegida en las CCAA. Periodo 1999 - 2013
El gasto por persona protegida se expresa en euros corrientes, tal y como se ofrece en la Estadística del Gasto Sanitario Público del Ministerio de Sanidad. Esta es la figura que muestra la evolución de su coeficiente de variación:


Gasto sanitario público per cápita en los paises europeos de la OCDE. Periodo 1999 - 2013
Los países europeos de la OCDE son: Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Islandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Polonia, Portugal, República Eslovaca, Eslovenia, España, Suecia, Suiza y Reino Unido. El gasto sanitario público per cápita se ofrece en dólares estadounidenses por Paridad de Poder de Compra ($PPC). Esta es la figura que muestra su coeficiente de variación:




COMENTARIO
Como era de esperar, las diferencias son mucho mayores (el CV es mucho mayor) entre los países europeos de la OCDE que entre las CCAA españolas. En los países europeos ocurrió una convergencia en gasto lenta pero evidente durante los años previos a la crisis (algo que no ocurrió en las CCAA). En Europa, a partir de 2010 hay un claro cambio de tendencia y empieza a deshacerse el camino andado. La reversión de la convergencia (la divergencia) es mucho más rápida que fue la convergencia previa: en cuatro años (2010-2013) se pierde en Europa toda la convergencia ganada en 11 años previos (desde 1999 hasta 2009). Como resultado de esto, las diferencias entre los países europeos se colocan en 2013 al mismo nivel que en 1999. Sin embargo, al no haberse producido convergencia en el gasto entre las CCAA durante los años previos a la crisis, las diferencias entre las CCAA en 2013 son mayores que en 1999.




Clases sociales en España según la Encuesta Europea de Salud 2014

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Con esta entrada inicio una serie en la que se analizarán algunos datos de la Encuesta Europea de Salud en España 2014En esta serie se considerarán, especialmente, los datos que aporten información relevante sobre aquellas características sociodemográficas que pudieran relacionarse con el estado de salud y la utilización de los servicios sanitarios según la clase social y según el tipo de aseguramiento sanitario de los encuestados. Se han trabajado los microdatos anonimizados correspondientes a los 22.842 sujetos integrantes de la muestra.





¿Qué es la Encuesta Europea de Salud en España?
La Encuesta Europea de Salud en España (EESE) 2014, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), es la parte española de la European Health Interview Survey (EHIS), coordinada por Eurostat. Es una investigación de periodicidad quinquenal dirigida a los hogares, donde se recoge información sanitaria relativa a la población residente en España de 15 y más años mediante un cuestionario común europeo. El cuestionario para España fue adaptado conjuntamente por el INE y el Ministerio de Sanidad para permitir la comparación con los principales indicadores de la Encuesta Nacional de Salud (ENS), añadiéndose además una serie de variables. La metodología utilizada permite continuar las series de los principales indicadores nacionales. La población entrevistada son personas de 15 y más años de edad residentes en viviendas familiares principales. El ámbito geográfico es, obviamente, el nacional. El trabajo de campo se llevó a cabo desde enero de 2014 hasta febrero de 2015 y el tamaño muestral fue de 22.842 sujetos a quienes se entrevistó personalmente mediante cuestionario.



Clases sociales en España según la Encuesta Europea de Salud
La asignación de la clase social a cada entrevistado está basada en la ocupación actual o pasada de la persona de referencia del hogar en donde vive la persona seleccionada para la entrevista. La persona de referencia, denominada también sustentador principal, es el miembro del hogar que más aporta regularmente (no de forma ocasional) al presupuesto del hogar, para sufragar los gastos comunes del mismo. Sólo el azar hace que, en ocasiones, la persona seleccionada (la que forma parte de los 22.842 sujetos de la muestra) y la persona de referencia sean la misma. Las categorías de la clase social son las mismas que se consideran en la ENS, y son las siguientes:

Clase 1. Directores/as y gerentes de establecimientos de 10 o más asalariados/as y profesionales tradicionalmente asociados/as a licenciaturas universitarias.
Clase 2. Directores/as y gerentes de establecimientos de menos de 10 asalariados/as, profesionales tradicionalmente asociados/ as a diplomaturas universitarias y otros/as profesionales de apoyo técnico. Deportistas y artistas.
Clase 3. Ocupaciones intermedias y trabajadores/as por cuenta propia.
Clase 4. Supervisores/as y trabajadores/as en ocupaciones técnicas cualificadas.
Clase 5. Trabajadores/as cualificados/as del sector primario y otros/as trabajadores/as semi-cualificados/as.
Clase 6. Trabajadores no cualificados. 




DISTRIBUCIÓN DE LA CLASE SOCIAL EN EL TOTAL DE LA MUESTRA




EDAD Y SEXO SEGÚN CLASE SOCIAL
Inicio, por tanto, la serie con los principales resultados descriptivos referidos a edad y sexo de la variable “Clase Social”.



PROMEDIO DE EDAD EN CADA CLASE SOCIAL




ENVEJECIMIENTO EN CADA CLASE SOCIAL 
(PORCENTAJE DE PERSONAS DE 65 O MÁS AÑOS)



CLASE SOCIAL Y SEXO





COMENTARIO
Como muestra la primera figura, la Encuesta ha sido incapaz de clasificar un 2,4% de los integrantes de la muestra en alguna de las 6 clases sociales. La Encuesta denomina a este pequeño grupo “No Sabe, No contesta” (NSNC). No consideraré este grupo como tal en el resto del análisis, pero los totales sí lo tendrán en cuenta. Es decir, todos los totales referidos al conjunto de la muestra (los 22.842 sujetos) que aparezcan en esta serie incluirán a este pequeño grupo de NSNS. Aunque se trata de un porcentaje pequeño, los lectores han de saber que existe. Las clases sociales más altas (1, 2 y 3) son más jóvenes que las clases sociales más bajas (4, 5 y 6), con un porcentaje bastante menor de población de 65 o más años. En casi todas las clases predominan las mujeres, excepto en la clase 4 (Supervisores/as y trabajadores/as en ocupaciones técnicas cualificadas). Evidentemente, no termina aquí la descripción de la variable "Clase Social". En sucesivas entradas veremos su distribución por CCAA, y algunas características como, entre otras, el nivel de estudios, la situación laboral y el tipo de aseguramiento sanitario según la clase social de los encuestados.


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Nota: Para saber más sobre la EESE consultar la información que proporciona el Ministerio de Sanidad disponible aquí.






Tipos de aseguramiento en España según la Encuesta Europea de Salud

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Seguimos con la obtención de datos relevantes de la Encuesta Europea de Salud para España 2014 (EESE). En esta entrada le toca el turno a la descripción de la variable “Aseguramiento”. La EESE investiga las siguientes modalidades de aseguramiento sanitario entre los sujetos de la muestra (n=22.842), de los que la persona entrevistada pueda ser titular o beneficiaria:


Modalidades de seguro
1.-Sanidad pública (Seguridad Social)
2.-Mutualidades del Estado (MUFACE, ISFAS, MUGEJU) acogidas a la Seguridad Social
3.-Mutualidades del Estado (MUFACE, ISFAS, MUGEJU) acogidas a un seguro privado
4.-Seguro médico privado, concertado individualmente (sociedades médicas, colegios profesionales, etc.)
5.-Seguro médico concertado por la empresa
6.-No tengo seguro médico
7.-Otras situaciones

La pregunta nº 80 del Cuestionario se utiliza para recabar dicha información



Duplicidades
Como se puede observar en el redactado de la pregunta, al entrevistador se le dice que anote como máximo dos respuestas (las que el informante considere prioritarias). Por lo tanto, pueden existir duplicidades; y de hecho existen y son muchas. Valgan de ejemplo las siguientes:
- El 16,0% de quienes refieren "Sanidad pública (Seguridad Social)" también refieren otro tipo de modalidad de aseguramiento sanitario.
- El 93,8% de quienes refieren disponer de seguro médico privado de asistencia sanitaria (modalidad 4 y modalidad 5) también refiere como modalidad de aseguramiento la "Sanidad pública (Seguridad Social)".
- El 28,2% de quienes refieren pertenecer a alguna Mutualidad del Estado (modalidad 2 y modalidad 3) también refiere la "Sanidad pública (Seguridad Social)" como modalidad de aseguramiento. No se trata de mutualistas que hayan elegido la prestación sanitaria de la Seguridad Social, sino de verdaderas duplicidades por derecho propio (generalmente por doble cotización).
- El 2,7% de quienes refieren pertenecer a alguna Mutualidad del Estado (modalidad 2 y modalidad 3) también refiere disponer, además, de un seguro médico privado (modalidad 4 o modalidad 5). No se trata de mutualistas que hayan elegido la prestación sanitaria de los seguros privados concertados con el mutualismo, sino de verdaderas duplicidades por disponer el mutualista, además, de un seguro médico privado de asistencia sanitaria.


AGRUPACIÓN DE MODALIDADES
A la hora describir el aseguramiento lo he agrupado en los siguientes tres tipos:

Sólo SNS:Incluye aquellos sujetos de la muestra que declaran como ÚNICA modalidad de aseguramiento la referida como “Sanidad pública (Seguridad Social)” (modalidad 1). He excluido aquellos individuos de la muestra que refieren esta modalidad ["Sanidad pública (Seguridad Social)"] y también refieren disponer de alguna de las otras modalidades (la 2, la 3, la 4, la 5 o la 7). En este grupo NO HAY duplicidades pues incluye ÚNICAMENTE a aquellos sujetos que refieren la "Sanidad pública (Seguridad Social)" como única modalidad de aseguramiento.

Mutualismo: Agrupa todos aquellos miembros de la muestra que refieren disponer de una Mutualidad del Estado (Muface, Mugeju e Isfas), tanto aquellos que eligen la asistencia sanitaria del SNS como aquellos que eligen la asistencia por parte de seguros privados. Este grupo incluye, pues, la modalidad 2 y la modalidad 3. En este grupo hay, obviamente duplicidades representadas por aquellos mutualistas que, además, disponen por derecho propio de otro tipo de modalidad de aseguramiento. Las más relevantes, "Sanidad Pública (Seguridad Social)" por doble cotización y seguros privados por haberlos adquirido de forma individual o colectiva.

Seguros privados: Agrupa a todos aquellos sujetos que refieren disponer de seguro médico privado de asistencia sanitaria independientemente de que la compra del mismo haya sido individual por parte de una persona física o colectiva a través de una empresa. Es decir, este grupo incluye la modalidad 4 y la modalidad 5. En este grupo también hay duplicidades. La más relevante, la duplicidad con la "Sanidad pública (Seguridad Social)".

El resto de modalidades (6: sin seguro médico y 7: otras modalidades), dada su escasa prevalencia, no las he considerado en el análisis de esta serie de entradas. No obstante, sí se tienen en cuanta a la hora de considerar el total de la muestra (los 22.842 sujetos entrevistados). 



DISTRIBUCIÓN DE LAS MODALIDADES DE ASEGURAMIENTO

El 95,25% de la sujetos entrevistados refiere disponer de la "Sanidad pública (Seguridad Social)" (SNS en la figura). El 80% de la muestra refiere el SNS como su única modalidad de aseguramiento. El 14,54% refiere disponer de un seguro médico privados de asistencia sanitaria; y el 5,17% declara estar asegurado por el mutualismo del Estado. En adelante, en esta entrada y en sucesivas, únicamente consideraré las tres categorías de agrupamiento antes descritas (Sólo SNS, Mutualismo y Seguros Privados), pues el resto (sin seguro médico, otras situaciones y no sabe no contesta) son irrelevantes numéricamente.




PROMEDIO DE EDAD EN CADA TIPO DE ASEGURAMIENTO



ENVEJECIMIENTO EN CADA TIPO DE ASEGURAMIENTO
(PORCENTAJE DE PERSONAS DE 65 O MÁS AÑOS)



TIPO DE ASEGURAMIENTO Y SEXO




COMENTARIO
El grupo del mutualismo y el de seguros privados muestran una menor media de edad que el grupo de quienes disponen del SNS como única modalidad de aseguramiento, con un envejecimiento (porcentaje de sujetos de 65 o más años) mucho menor, especialmente en el caso del grupo de seguros privados. Las mujeres predominan en los tres grupos, especialmente en el grupo que únicamente dispone de aseguramiento por el SNS. 











Nivel educativo según clase social y tipo de aseguramiento en España (EESE2014)

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El nivel educativo es una de las variables más tenidas en cuenta en salud pública, economía de la salud y hasta en la investigación clínica. La educación y la salud están muy unidas. La información al respecto es abrumadora. Podemos decir que salud y educación son parientes muy próximos, casi hermanos, que se refuerzan mutuamente, contribuyendo a sacar a la gente de la pobreza y a ofrecerle la oportunidad de vivir una vida digna. La Encuesta Europea de Saludpara España (EESE) de 2014 nos proporciona información sobre esta variable según clase social y tipo de aseguramiento sanitario. Veamos.


PREGUNTA DEL CUESTIONARIO SOBRE NIVEL DE ESTUDIOS
Esta es la pregunta que indaga sobre el máximo nivel de estudios del entrevistado:




CATEGORÍAS DE NIVEL DE ESTUDIOS EN LA EESE
La EESE contempla las siguientes categorías para la variable nivel de estudios:

1- No sabe leer o escribir
2- Educación Primaria incompleta (Ha asistido menos de 5 años a la escuela)
3- Educación Primaria completa
4- Primera etapa de Enseñanza Secundaria, con o sin título (2º ESO aprobado, EGB, Bachillerato Elemental)
5- Estudios de Bachillerato
6- Enseñanzas profesionales de grado medio o equivalentes
7- Enseñanzas profesionales de grado superior o equivalentes
8- Estudios universitarios o equivalentes



AGRUPAMIENTO DE CATEGORÍAS
Para la descripción de esta variable he agrupado las categorías 1+2+3+4 como ESTUDIOS PRIMARIOS. Como ESTUDIOS MEDIOS he agrupado las categorías 5+6+7. Los ESTUDIOS SUPERIORES vienen representados por la categoría 8.




NIVEL EDUCATIVO Y CLASE SOCIAL


NIVEL EDUCATIVO Y TIPO DE ASEGURAMIENTO SANITARIO




COMENTARIO
La proporción de sujetos con estudios superiores decrece drásticamente conforme se desciende en la clase social. En sentido inverso evoluciona el porcentaje de sujetos con estudios primarios. Los estudios superiores predominan en las clases altas (66% en la clase 1 y 51% en la clase 2), en el mutualismo (50%) y en aquellos que disponen de seguros privados (40%). En el grupo que quienes únicamente disponen del SNS como asegurador sanitario predominan claramente los estudios primarios (63%) mientras que los sujetos con estudios superiores representan apenas el 13 %.



La supresión del copago a pensionistas: más que torpeza es injusticia sanitaria

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Esta entrada iba a salir más adelante pero la reciente publicación del Informe del Defensor del Pueblo de 2015 aconseja su adelanto. El Informe señala (págs. 370-371)  los grupos de personas que resultan especialmente perjudicados por el copago farmacéutico. Parece que el equipo de Becerril hubiera trabajado los microdatos de la EESE2014 pues las conclusiones del Informe respecto de las consecuencias más lesivas del copago en algunos grupos de personas son prácticamente las mismas que se desprenderían del análisis de dichos microdatos. ¡Chapeau!, pues, Sra. Becerril.



LA PREGUNTA
La EESE2014 investiga por primera vez en España la dificultad de acceso por motivo económico al medicamento prescrito. Y lo hace mediante la pregunta nº 108.


Variables consideradas
La edad (categorizada en ≥ 65 y < 65 años), la clase social, el tipo de aseguramiento, la presencia de enfermedad o problema de salud crónico o de larga duración que se investiga en la EESE2014 mediante la pregunta nº 22 del cuestionario del adulto y la situación laboral actual del entrevistado que se investiga mediante la pregunta nº 11 del cuestionario del hogar.Se han trabajado los microdatos anonimizados correspondientes a los 22.842 sujetos integrantes de la muestra.




Prevalencia del problema según clase social y tipo de aseguramiento
La dificultad de acceso por motivos económicos al medicamento prescrito crece conforme se desciende en la escala social. Testimonial entre las clases más altas (0,6% en clase 1 y 0,7% en clase 2), se multiplica por 6 o por 8 en las clases más bajas (3% en clase 5 y 4,6% en clase 6). Según el tipo de aseguramiento, el problema es mayor en aquellos sujetos que tienen al SNS como único asegurador sanitario (2,7%). Se reduce a la mitad en quienes cuentan con seguros privados de salud (1,4%) y se reduce mucho más en los mutualistas (0,8%).



Prevalencia del problema según clase social y tipo de aseguramiento, separando la muestra en mayores y menores de 65 años de edad
En el conjunto de la muestra, la dificultad de acceso por motivos económicos al medicamento prescrito es ligeramente más frecuente (2,5% vs. 2,2%) en los menores de 65 años. En cualquiera de los dos grupos de edad, el problema crece a medida que se desciende en la escala social. En las clases sociales más altas (1, 2 y 3), el problema es más frecuente en los mayores de 65 años pero en las clases más bajas (4, 5 y 6) predomina en quienes no alcanzan dicha edad. Cuando atendemos al tipo de aseguramiento, el problema es más frecuente en los menores de 65 años (2,9% vs 2,3%) que tienen al SNS como único asegurador. Sin embargo, ocurre lo contrario en el mutualismo: el problema es más frecuente en los mutualistas mayores de 65 que en los mutualistas menores de dicha edad. El problema muestra una prevalencia similar en ambos grupos de edad (1,3% vs 1,4%) en los sujetos con seguros privados de asistencia sanitaria.



Prevalencia del problema según se tenga o no un problema de salud crónico o de larga duración en sujetos mayores  y menores de 65 años de edad
Cuando consideramos la presencia de algún problema de salud crónico o de larga duración, la dificultad de acceso por motivos económicos al medicamento prescrito es más de 3 veces más frecuente (3,2% vs. 1,0%) en los que presentan algún problema de salud crónico o de larga duración (“Crónicos”) que en quienes no lo presentan (“No crónicos”). En los “Crónicos” el problema es sustancialmente mayor en los menores de 65 años que en quienes superan dicha edad (3,8% vs 2,3%). En los “No crónicos” el problema es ligeramente superior (1,3% vs 1,0%) en los sujetos de 65 o más años que en los que no superan dicha edad. En los sujetos menores de 65 años el problema es casi 4 veces mayor en los “Crónicos” que en los “No crónicos” (3,8% vs 1,0%). Mientras que el problema casi se duplica en los “Crónicos” de 65 o más años respecto de los “No crónicos” del mismo grupo de edad (2,3% vs 1,3%).



Prevalencia del problema según se tenga o no un problema de salud crónico o de larga duración, según clase social y tipo de aseguramiento
La dificultad de acceso por motivos económicos al medicamento prescrito se presenta más frecuentemente en los individuos con un problema de salud crónico o de larga duración (“Crónicos”) para cualquier clase social, excepto en la clase social más alta (clase 1) en donde el problema se presenta por igual en “Crónicos” que en “No crónicos”. El problema también es más frecuente en los “Crónicos” para cualquier tipo de aseguramiento. De todos los subgrupos estudiados hasta ahora, el de los “Crónicos” de la más baja clase social es el que presenta con mayor frecuencia la dificultad de acceso por motivos económicos al medicamento prescrito (5,8%, clase 6). 



Prevalencia del problema según situación laboral actual
La dificultad de acceso por motivos económicos al medicamento prescrito es mayor en el grupo de incapacitados para trabajar (6,4%) en el conjunto de toda la muestra. A continuación le sigue el grupo de desempleados (5,8%). En quienes tienen al SNS como único asegurador sanitario es también más frecuente en los incapacitados para trabajar (6,8%) seguidos también por el grupo de desempleados (6,0%). El grupo que presenta más dificultad en el mutualismo es el de los jubilados, con una prevalencia del problema (1,7%) no muy inferior a la de los jubilados que tienen al SNS como único asegurador sanitario (2,3%). En el grupo de los que tienen seguros privados de asistencia sanitaria el problema es más prevalente en los desempleados (3,8%) y en quienes están incapacitados para trabajar (3,1%).




CONCLUSIONES
Destaco dos de los grupos de personas a las que el Informe de la Sra. Becerril señala como las principalmente afectadas por el copago: “personas y familias con muy escasos recursos económicos cuya situación no puede encuadrarse en alguno de los supuestos tasados de exención en el copago farmacéutico”, que “deben abonar por tanto el 40 % del precio de los medicamentos”, así como las “personas con discapacidad, en grado igual o superior al 33 por ciento, cuyas demás circunstancias personales o de percepción de prestaciones sociales no permite reconocerles la exención en el copago, a pesar de las necesidades adicionales de adquisición de medicamentos a consecuencia precisamente de la discapacidad que padecen”.

La Sra. Becerril, con buen criterio, no habla para nada de que los pensionistas hayan sido el grupo que haya sufrido las consecuencias más dañinas del copago en farmacia de receta.

Como ya se ha comentado en este blog, es entre los activos donde hay que buscar a los más damnificados por el copago farmacéutico. El problema es que esto ha sido siempre así y nadie, salvo Pere Ibern, lo ha investigado. Después de lo que se observa en un mero análisis descriptivo cruzando unas pocas variables de la EESE2014, es urgente que el Ministerio de Sanidad y las Consejerías de Salud “busquen” a los más perjudicados por el copago farmacéutico que no son, precisamente, los pensionistas (ni los del SNS ni los mutualistas). Pero, claro, si nos empeñamos en la torpeza (ya injusticia, a la luz de estos datos) de suprimir el copago a los pensionistas del SNS también habrá que suprimírselo a los pensionistas mutualistas pues la dificultad de acceso por motivos económicos al medicamento prescrito es muy similar en ambos grupos. Y por supuesto, también habría que suprimírselo a los sujetos menores de 65 años ("crónicos" o "no crónicos") pues, como grupo, muestran una mayor dificultad de acceso que el grupo de mayores de 65 años o el grupo de "jubilados, prejubilados".


Pero vayamos un poco más allá...
Los datos de la EESE2014 expuestos en esta entrada señalan a los sujetos "Crónicos" con más dificultades por motivo económicos para el acceso al medicamento prescrito que los sujetos "No crónicos". Por otro lado, los mismos datos señalan que los sujetos por debajo de los 65 años tienen más dificultad por motivo económico para el acceso al medicamento prescrito que los sujetos de 65 o más años. Toda esta dificultad se incrementa conforme se desciende en la escala social. Esto nos obliga, por tanto, a averiguar qué ocurre con los sujetos menores de 65 años según clase social, tengan ("Crónicos") o no tengan ("No crónicos") algún problema de salud crónico o de larga duración... y lo que ocurre es esto:

Figura A


Los individuos con algún problema de salud crónico o de larga duración, menores de 65 años y pertenecientes a la última clase social constituyen el subgrupo que manifiesta una mayor dificultad de acceso por motivos económicos al medicamento prescrito (7,9%), un porcentaje mayor que el que presentan los incapacitados para trabajar y los desempleados. Ahi es en donde hay que buscar. Los políticos harían bien en buscar ahí, en dejarse de demagogias y en no usar en vano a los pensionistas.


¿Estarán estos resultados "sesgados" por una supuesta mayor presencia de extranjeros excluidos del sistema entre las clases más desfavorecidas?
La Sra. Becerril habla de un tercer y último grupo de personas más intensamente afectado por el copago farmacéutico: "Situaciones derivadas del vigente régimen de aseguramiento sanitario que conllevan una aplicación inequitativa del copago farmacéutico: extranjeros sin autorización de residencia; ex cónyuges de pensionistas con edad avanzada; pacientes oncológicos y con otras enfermedades graves que han agotado las ayudas o prestaciones sociales existentes".

Entre estas personas señala a los extranjeros sin autorización de residencia que el actual modelo de aseguramiento excluye del sistema. Veamos que ocurre cuando tenemos en cuenta la nacionalidad de los encuestados. La siguiente figura muestra el grado de dificultad de acceso por motivos económicos en los sujetos menores de 65 años que tienen algún problema de salud crónico según nacionalidad. La nacionalidad la he categorizado en dos categorías: sólo española, por un lado, y, por otro, extranjera o doble nacionalidad (extranjera + española).

Figura B


Al considerar la nacionalidad, vemos que, exceptuando en la clase 1, el problema de acceso es mayor entre los "extranjeros" y crece conforme se desciende en la escala social para ambos grupos de nacionalidad. Por lo que se refiere a la clase 6, el porcentaje de 7,9% del la Figura A (que incluye toda nacionalidad) se desdobla en dos en la Figura B: 7,5% en los que únicamente tienen nacionalidad española y 10,1% en quienes tienen nacionalidad extranjera o doble nacionalidad (española + extranjera). Los sujetos "crónicos menores de 65 años de clase 6 de nacionalidad únicamente española" manifiestan una dificultad de acceso al medicamento prescrito del 7,5%, un porcentaje todavía mayor que el mostrado por el subgrupo de "incapacitados para trabajar" o el subgrupo de "desempleados" y sólo es superado por los "crónicos menores de 65 años de clase 6 de nacionalidad extranjera o doble nacionalidad (española y extranjera)" que muestran un porcentaje de dificultad del 10,1%.

Por lo tanto, la respuesta a la pregunta es claramente NO. La no exclusión de los sujetos con nacionalidad extranjera o doble nacionalidad (española+extranjera) (n=1742) del total de la muestra (n= 22842) no invalida para nada todo lo expuesto hasta aquí. Y quien tenga alguna duda aquí tiene los microatos anonimizados para, si se quiere, repetir todo el análisis excluyendo a los extranjeros.







Clases sociales por Comunidades Autónomas según la EESE

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El análisis de los microdatos anonimizados de la Encuesta Europea de Salud en España 2014 (EESE) permite averiguar la distribución de las clases sociales por Comunidades Autónomas (CCAA). De ello trata esta entrada que ofrecerá dicha información para el total de la muestra encuestada.









Categorías de clase social
Las categorías de la clase social que considera la EESE son las mismas que se consideran en la ENS, y son las siguientes:

Clase 1. Directores/as y gerentes de establecimientos de 10 o más asalariados/as y profesionales tradicionalmente asociados/as a licenciaturas universitarias.
Clase 2. Directores/as y gerentes de establecimientos de menos de 10 asalariados/as, profesionales tradicionalmente asociados/ as a diplomaturas universitarias y otros/as profesionales de apoyo técnico. Deportistas y artistas.
Clase 3. Ocupaciones intermedias y trabajadores/as por cuenta propia.
Clase 4. Supervisores/as y trabajadores/as en ocupaciones técnicas cualificadas.
Clase 5. Trabajadores/as cualificados/as del sector primario y otros/as trabajadores/as semi-cualificados/as.
Clase 6. Trabajadores no cualificados. 


Clases sociales por Comunidades Autónomas
La siguiente tabla muestra la proporción de cada clase social en cada Comunidad Autónoma.






Porcentaje de población de clase 1 
en cada Comunidad Autónoma






Clases sociales altas (clase 1 + clase 2) 
en cada Comunidad Autónoma






Clases sociales bajas (clase 5 + clase 6) 
en cada Comunidad Autónoma






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Gasto farmacéutico: lo que te quito por aquí te lo doy por allí

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Hay algunos que piensan que “en España no existe ya un problema de gasto farmacéutico”. ¡Hay que ver! Y justo van y lo dicen cuando el señor Montoro acaba de publicar datos recientes de gasto farmacéutico en recetas y en hospital durante los últimos años. Rompiendo la secular falta de transparencia, el Ministerio de Hacienda publica ahora datos de gasto de farmacia hospitalaria que sobrepasan con mucho las propias previsiones que hacía Farmaindustria uno pocos meses antes



Estas previsiones situaban el gasto público en farmacia hospitalaria para 2015 en unos 4.789 millones de euros. Los datos de Hacienda lo sitúan, anualizado a octubre de 2015, en unos 5.315 millones: 526 millones más de lo previsto por Farmaindustria. Y eso que Farmaindustria es uno de los agentes mejor informados acerca de este asunto. La prensa general se instala en el tópico y atribuye el incremento (más de un 25%) de 2015 respecto de 2014 al tratamiento farmacológico de la hepatitis C crónica. Otros que también han estado siempre muy bien informados acerca de este asunto son los de IMS Health. Pues bien, hoy publica el Correo Farmacéutico con datos procedentes de IMS un gráfico terrorífico, el siguiente:



Si los datos de IMS Health son ciertos, y no hay motivo para sospechar lo contrario, el gasto público en farmacia hospitalaria se sitúa a noviembre de 2015 ya muy cerca del gasto público en farmacia de receta. Para IMS Health el incremento del gasto en farmacia hospitalaria en 2015 respecto de 2014 es del 35%. Y esto, queridos lectores, no es todo atribuible al tratamiento de la hepatitis C crónica: según IMS Health, sin considerar la contribución del tratamiento de esta hepatitis el incremento hubiera sido del 8,8%.

Ante esto Bruselas se preocupa, pero Bayer parece satisfecha. Es evidente que para quien ya no existe un problema de gasto farmacéutico es para la Industria pues lo que el Gobierno le ha quitado por un sitio se lo ha dado por el otro. Mientras tanto, farmacias a punto de la quiebra en muchos sitios, rebajas brutales de salario a profesionales y precariedad laboral, cuando no paro, para los ex-residentes de cualquier especialidad, especialmente de medicina de familia, que se incorporan al mundo laboral del SNS.


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Artículo de hoy en Correo Farmacéutico



Mayor temporalidad en la sanidad pública que en la privada: la vergüenza del sistema

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Los amigos de Osatzen me invitaron a participar ayer en sus Jornadas en una mesa sobre precariedad laboral en atención primaria. Públicamente hoy les reitero mi agradecimiento por su invitación y su amabilidad en el trato, especialmente a Rafa, Elsa, Irma, Gorka, Iñaki y otros que por mi memoria de mosquito no recuerdo su nombre. Compartí mesa con dos aragoneses: Rafa Gracia, que actuó de moderador, y Patricia Escartín que nos contó en primera persona las consecuencias de la precariedad, insospechadas muchas de ellas por quienes no la sufrimos. La preparación de mi presentación me sirvió para confirmar aspectos que sospechaba pero también para descubrir otros insospechados que presento en esta entrada. 



Los empleados de la sanidad pública, ¿tienen un trabajo más estable que los de la sanidad privada?
Es probable que la inmensa mayoría de los españoles contestaran que sí a esta pregunta, incluso aquellos que son empleados públicos. Los datos vienen a contradecir esta afirmación, al menos en el sector de la sanidad. La fuente es un trabajo de CCOO titulado “El empleo en actividades sanitarias y su evolución durante la crisis”. En la página 47 de dicho trabajo se puede ver esta tabla:



Del total de personas asalariadas en sanidad en 2014 el 75% son indefinidos y el 25% son temporales. Una tasa de temporalidad que es algo superior a la registrada con carácter general entre la población asalariada en España, situada en ese mismo periodo en el 24,2%. Lo grave de esto es que la tasa de temporalidad en la sanidad privada es 10 puntos porcentuales inferior a la de la sanidad pública en 2014; 13 puntos inferior en 2011 y casi 14 puntos inferior en 2008. Como se aprecia en la tabla, ambas sanidades (pública y privada) tenían una tasa de temporalidad prácticamente idéntica en 2002.

Sabemos que el peso de la contratación temporal sobre el total de la contratación ha bajado durante la crisis precisamente porque los primeros en engrosar las listas del paro han sido los asalariados temporales. Esto ha sido así tanto en el conjunto del mercado de trabajo como en sector público. Por lo tanto, habría que descartar que la reducción de la temporalidad ocurrida en la sanidad privada se haya debido a una mayor pérdida de empleo, respecto del sector público, responsable de una reducción relativa del peso de la temporalidad en el mercado de trabajo sanitario privado. Sin embargo, eso no ha sido así como se aprecia en el siguiente gráfico (pág. 36 del informe de CCOO):




La temporalidad es claramente mayor en la sanidad pública que en la privada y es mayor para cualquier grupo de edad como se puede observar en la siguiente tabla (página 48 del informe de CCOO).





La mayor cualificación profesional en la sanidad, ¿conlleva un trabajo más estable?
También muchos de nuestros conciudadanos contestarían probablemente que sí a esta pregunta. Puede que sea cierto en general pero en sanidad no lo es. Ya sabemos que la mayor inestabilidad o temporalidad en el empleo en el sector salud proviene más del sector público que del privado. Lo que se aprecia en la siguiente tabla (página 49 del informe de CCOO) es verdaderamente sorprendente para mal. Entre los 25 y 45 años, a mayor cualificación profesional se sufre mayor temporalidad. Pese a disponer de los datos, el informe de CCOO no distingue en esta ocasión entre sanidad privada y sanidad pública, pero ya sabemos cuál de las dos ofrece mucha más temporalidad.



CONCLUSIÓN
Los gobiernos autonómicos y el central gastan miles de millones de euros en incentivar el empleo indefinido en la empresa privada. A lo mejor, deberían incentivar también a los gerentes de la sanidad pública por cada contrato que de temporal pase a indefinido, quizá así se solucionarían antes asuntos como por ejemplo la precatemporalidad en la atención primaria de Madrid. Sería actuar desde la lógica de quien piensa que todo se arregla con dinero. El problema de esto es que, como por arte de magia, cuando el incentivo se acaba el contrato formalmente indefinido pasa de nuevo a temporal. Pese a ello, en la sanidad privada se ha conseguido reducir la temporalidad respecto de 2002 mientras que en la sanidad pública se ha conseguido incrementar. Un auténtico logro y una vergüenza para un SNS cuyos máximos responsables afirman que sus profesionales son “el mejor activo del sistema”.  La sanidad privada no proporciona “inmortalidad laboral” como la pública pero sí menor temporalidad. La precariedad laboral es un determinante social de la salud, especialmente de la salud mental y de los accidentes laborales. La temporalidad no es sinónimo de precariedad pero sí su pre-requisito. Es de esperar que aquellos países, sectores, grupos sociales, etc. con mayor temporalidad en el empleo presenten también mayor precariedad. Por lo tanto, ya sabemos en dónde y en quién es más probable la precariedad laboral en el sector sanitario español.





Tipo de aseguramiento por CCAA según la EESE

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En una entrada previa vimos la distribución de los tipos de aseguramiento entre la población española según la Encuesta Europea de Salud en España. Vimos entonces que el 95,25% de la población está cubierta por el SNS, aunque la proporción de personas cubiertas ÚNICAMENTE por el SNS alcanza el 80% de la población. Los mutualistas representan el 5,17% de la población, mientras que el 14,54% dispone de seguros privados. La figura adjunta ilustra dicha distribución. Vimos en dicha entrada también que las duplicidades son frecuentes. De hecho, más del 15% de la población dispone de una cobertura adicional a la del SNS. ¿Cómo se distribuye el tipo de aseguramiento en cada Comunidad Autónoma? Veámoslo a continuación.





Porcentaje de población cubierta por el SNS 
en cada Comunidad Autónoma




Porcentaje de población cubierta ÚNICAMENTEpor el SNS
en cada Comunidad Autónoma



Porcentaje de población cubierta por el MUTALISMO 
en cada Comunidad Autónoma




Porcentaje de población cubierta por SEGUROS PRIVADOS 
en cada Comunidad Autónoma


COMENTARIO
El porcentaje de población cubierta por el SNS es muy alta (95,25%) y presenta poca variabilidad entre CCAA con tan sólo 7 puntos porcentuales de diferencia entre la de mayor cobertura (País Vasco, 99,0%) y la de menor (Castilla - La Mancha, 92,0%). Sin embargo, cuando atendemos al porcentaje de población que tiene al SNS como único asegurador sanitario la cosa cambia. En el promedio, el 80% de la población tiene como único asegurador sanitario al SNS pero la variabilidad es enorme: casi 25 puntos porcentuales entre la de mayor cobertura (Navarra, 89,6%) y la de menor (Madrid, 65,0%). Parece improbable que un sistema sanitario pueda ser apreciado y respaldado por la inmensa mayor parte de la población cuando el 65% o poco más de la misma lo tiene como único asegurador sanitario, tal y como ocurre en Baleares y Madrid. Desde luego, y a partir de la información que he ido desgranando en las últimas entradas, que una gran parte de la población tenga como único asegurador al SNS no es cosa, precisamente, de Comunidades pobres. Y desde luego, justificar una muy baja inversión en sanidad pública en el hecho de que una parte importante de la población dispone de seguros médicos privados (como ocurre en Madrid y Baleares) y que ello "descarga" al SNS de "presión asistencial" y le "ahorra dinero" , además de un error ya señalado, es el principal obstáculo para la verdadera y efectiva universalización (utilización por todas los estratos sociales) del SNS.













Situación laboral según clase social y tipo de aseguramiento (EESE)

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El análisis de los microdatos anonimizados de la Encuesta Europea de Salud en España 2014 permite averiguar la situación laboral según clase social y según tipo de aseguramiento. De ello trata esta entrada que ofrecerá dicha información para el total de la muestra encuestada y para diferentes grupos de edad. La figura de la izquierda muestra la distribución de la situación laboral (porcentajes) en el total de la muestra (n = 22.842).



La pregunta que indaga sobre esta cuestión es la nº 11 del cuestionario del hogar. En ella se pregunta por dicha cuestión sobre cada uno de los miembros del hogar. Los datos que se  trabajan en esta entrada son los referidos a la persona seleccionada (n = 22.842).




Figura 1.- SITUACIÓN LABORAL Y CLASE SOCIAL
EN EL TOTAL DE LA MUESTRA


Figura 2.- SITUACIÓN LABORAL Y TIPO DE ASEGURAMIENTO
EN EL TOTAL DE LA MUESTRA



Figura 3.- SITUACIÓN LABORAL Y CLASE SOCIAL
ENTRE LOS 15 y 24 AÑOS

Figura 4.- SITUACIÓN LABORAL Y TIPO DE ASEGURAMIENTO
ENTRE LOS 15 y 24 AÑOS



Figura 5.- SITUACIÓN LABORAL Y CLASE SOCIAL
ENTRE LOS 25 y 64 AÑOS



Figura 6.- SITUACIÓN LABORAL Y TIPO DE ASEGURAMIENTO
ENTRE LOS 25 y 64 AÑOS



Figura 7.- SITUACIÓN LABORAL Y CLASE SOCIAL
ENTRE LOS 60 y 64 AÑOS



Figura 8.- SITUACIÓN LABORAL Y TIPO DE ASEGURAMIENTO
ENTRE LOS 60 y 64 AÑOS



Figura 9.- SITUACIÓN LABORAL Y CLASE SOCIAL
ENTRE LOS 65 y 70 AÑOS



Figura 10.- SITUACIÓN LABORAL Y TIPO DE ASEGURAMIENTO
ENTRE LOS 65 y 70 AÑOS



COMENTARIO
Sabemos que existen diferencias en edad según clase social y según tipo de aseguramiento, lo cual dificulta interpretar los resultados en el conjunto de la muestra pues la edad es un predictor de la situación laboral. Por ello, además de describir lo que ocurre en el conjunto de la muestra (Figuras 1 y 2), describo lo que ocurre en algunos grupos de edad. Es este un modo un tanto grosero de ajustar por edad.

ENTRE LOS 15 y 24 AÑOS (figuras 3 y 4)
Entre los más jóvenes, el porcentaje de quienes estudian se reduce conforme se desciende en la escala social. Al revés ocurre con el porcentaje de desempleados y de quienes trabajan: aumentan ambos conforme empeora la clase social. Los jóvenes mutualistas son los que en mayor proporción declaran ser estudiantes. Les siguen el grupo de jóvenes con seguro privado. El grupo cuyo único asegurador sanitario es el SNS es el que declara un menor porcentaje de estudiantes. Este último es, además, el grupo con mayor desempleo.

ENTRE LOS 25 y 64 AÑOS (figuras 5 y 6)
Es el grupo de edad en el que debería predominar la actividad laboral respecto de las demás situaciones. Efectivamente es así para cualquier clase social y para cualquier tipo de aseguramiento. Pero, como era de esperar, el porcentaje de quienes trabajan desciende conforme se desciende en la escala social al tiempo que aumenta el porcentaje de desempleados y de incapacitados para trabajar. Según tipo de aseguramiento, la tasa de empleo es más de 20 puntos porcentuales inferior (y la de paro bastante superior) en quienes tienen al SNS como único asegurador sanitario respecto de los mutualistas y de los que disponen de seguros privados. 

ENTRE LOS 60 y 64 AÑOS (figuras 7 y 8)
Las clases sociales más altas (1, 2 y 3) mantienen la actividad laboral en mayor proporción que las más bajas (4, 5 y 6). Además, al igual que ocurre en cualquiera de los grupos de edad, el paro y la incapacidad para trabajar son más prevalentes a medida que se desciende en la escala social. Respecto del tipo de aseguramiento, el paro es más prevalente en quienes tienen al SNS como único asegurador sanitario y testimonial en los mutualistas. Sin embargo, es en el grupo mutualista en donde encontramos la mayor proporción de jubilados (51%), muy por encima de los otros dos grupos de aseguramiento.

ENTRE LOS 65 y 70 AÑOS (figuras 9 y 10)
En esta franja de edad todas las clases sociales ya muestran prácticamente la misma proporción de jubilados (el 80%). Sin embargo, es la clase social más alta (la 1) la que muestra un 11% de sujetos que declaran mantener todavía la actividad laboral. Respecto del tipo de aseguramiento, curiosamente son los mutualistas los que más declaran mantener la actividad laboral (también un 11%) y muestran el menor porcentaje de jubilados (73%). Encontramos, pues, en el grupo de mutualistas los dos extremos en relación con la edad efectiva de jubilación. Por un lado, entre ellos encontramos sujetos se que jubilan muy pronto y también aquellos que se jubilan más tarde.


Resumen telegráfico
Existe un gradiente mediante el cual tanto el paro como la incapacidad para trabajar aumentan a medida que se desciende en la escala social para cualquier grupo de edad. Tanto el desempleo como la incapacidad para trabajar son más frecuentes en aquellos que tienen el SNS como único asegurador sanitario para cualquier grupo de edad.











Cafelitos, hepatitis C y otros déficits

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En su capacidad de hacer daño a los demás, la diferencia entre un hijoputa y un tontolnabo es nula. La diferencia entre uno y otro estriba en que mientras el primero, con su acción dañina siempre obtiene algún beneficio, el segundo no gana nada por mucho mal que esparza y hasta, en ocasiones, puede que obtenga algún perjuicio. 



Lo explica muy bien Carlo Maria Cipolla en “Las Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana”, aunque utiliza una terminología menos castiza para denominarlos (malvado y estúpido, respectivamente). Cipolla también nos deja claro que la proporción de estúpidos en cualquier colectivo humano es una constante universal. Por otra parte, el autor insiste en que la perfección del malvado crece en la misma medida que la ganancia que obtiene para sí supera el daño que causa a los demás. El malvado perfecto sería lo suficientemente inteligente para obtener grandes ganancias con escaso o nulo daño ajeno.

En ocasiones es muy difícil diferenciar a un sujeto estúpido de uno malvado pues todo depende de si con el daño que infiere alcanza o no algún tipo de ganancia. Lo importante para determinar si un sujeto es malvado o estúpido es entender que lo que se considere ganancia o pérdida siempre se ha de ser enjuiciado desde el sistema de valores de dicho sujeto y no desde el sistema de valores de quien recibe el daño de su acción. 

La potencial dañino del estúpido depende básicamente de dos factores. En primer lugar, de la genética. Algunos individuos heredan el gen de la estupidez y lo expresan fenotípicamente con una penetrancia tal que les sitúa en la mismísima aristocracia de los estúpidos. El segundo factorque determina la capacidad dañina del estúpido procede de la posición de poder o de autoridad que ocupa en la sociedad. 

Entre los burócratas y políticos podemos encontrar refinados estúpidos cuya capacidad de hacer daño al prójimo se potencia por la posición de poder que ocupan. Algunos nos regalan declaraciones dañinas sin que la ganancia para ellos sea tan evidente. Emerge así la duda razonable de si dicho comportamiento es fruto de la estulticia o de la maldad. Todos recordamos las declaraciones de hace cuatro años sobre los empleados públicos de Antonio Beteta, Secretario de Estado de Administraciones Públicas. 


¿Qué ganó Beteta diciendo lo que dijo? ¿Nada? Pues entonces fue estúpido con su dañina declaración. Pero quizá sí ganara algo. Por entonces, los empleados públicos fuimos la diana de las actuaciones del Gobierno: rebaja salarial, recortes en días de permiso, aumento de la jornada laboral, despidos de interinos, no reposición de vacantes, jubilaciones forzosas, etc. Quizá había que justificar todo aquello de cara a la opinión pública con lo del cafelito y el periódico. Si así fuere, entonces el comportamiento de Beteta habría que calificarlo de malvado.

Otro regalo reciente ha sido el de su jefe, Cristobal Montoro, Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, hace pocos días (aquíy aquí). Montoro atribuyó al gasto en fármacos contra la hepatitis C parte de la desviación del déficit de 2015 (4,2% del PIB el pactado con Bruselas, 5,16% el real). Cuando el déficit ha sido de más de 56.000 millones de euros y el gasto público de 466.000 millones de euros, la mera mención por Montoro de los 1.094 millones gastados en estos fármacos en la presentación que utilizó en su comparecencia para explicar la desviación al alza del déficit es una estupidez (si no obtiene ningún beneficio con ello) o una maldad (si lo obtiene). Especialmente, si tenemos en cuenta que apenas hace un año Alfonso Alonso, Ministro de Sanidad, presumía sobre el plan de financiación de dichos fármacos y afirmaba en este video que el gasto no iba a computar como déficit a efectos de la Ley de Estabilidad Presupuestaria.

¿Qué ganó Beteta con señalar a los empleados públicos? ¿Qué gana ahora Montoro con señalar a los enfermos de hepatitis C?  ¿Malvados o estúpidos? En todo caso, su principal déficit es de moral y de vergüenza.


Primera diapositiva de la presentación que utilizó Montoro para explicar la desviación del déficit público el 31 de marzo pasado donde aparecen los 1094 millones de euros atribuidos al coste del tratamiento de la hepatitis C



Para más información:
Beteta a los funcionarios: 'Tienen que olvidarse del cafelito y de leer el periódico'

El déficit rompe las peores previsiones y cierra 2015 en el 5%

Montoro no asume responsabilidad: el déficit es por las CCAA, la Hepatitis C... una prisión y un tranvía en Aragón

Montoro atribuye la desviación del déficit a la hepatitis C y a las CCAA

La hepatitis C protagoniza la desviación de déficit

Presentación de Hacienda sobre el déficit

Los enfermos de hepatitis C responden a Montoro: "¿Se puede tener menos vergüenza?"

Afectados de hepatitis C de Andalucía acusan a Montoro de "déficit moral"



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